viernes, 18 de noviembre de 2016

El origen de los guardianes

Hay que ver lo que da de sí un viaje en autobús. 
Veo que suena como a justificación, aunque nunca tuve ningún problema en reconocer que sigo disfrutando del cine de animación. 
"Sigo", como si fuese una fase. La verdad es que cuanto más lo pienso menos claro lo tengo (como todo, en realidad). 
Es evidente que algunas películas "resisten mejor el paso del tiempo" que otras. El origen de los guardianes parte con una ligera desventaja en ese sentido porque se sustenta sobre una fe que sí desaparece con la edad. Me puede parecer interesantísima la adaptación del mito que aparece en El origen de los guardianes pero ya no le puedo dar a la idea el mismo alcance que cuando era pequeña. Aunque me guste poco, voy a tener que ir tragando eso de que hay un momento para cada cosa...
Con todo, creo que es de valorar el esfuerzo que hace esta película por darle dimensión a las clásicas historias de siempre. Los grandes enfrentamientos de El origen de los guardianes pueden ser interpretados en una clave poderosamente actual porque tratan, a fin de cuentas, conflictos muy cercanos a la esencia del ser humano: la identidad, el miedo, la esperanza... Para eso no hay fases. 
Es una pena que el desenlace de la película no acabe de aprovechar este particular giro; al final cae en un heroísmo más simplón. Me resisto a decir "infantil" porque no creo que los niños sean incapaces de entender ideas más profundas. Creo que fue Roald Dahl quien dijo que a los niños había que tratarlos con respeto, no como un público menos desarrollado. Por eso sus historias aún pueden removernos de adultos, porque siempre tuvieron hondura suficiente para trascender el momento. 

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