sábado, 31 de mayo de 2014

Maléfica

Pues mira, no. Titulas una película "Maléfica" y espero por lo menos que me cuenten la historia de ese personaje, no una versión aún más edulcorada del cuento de siempre. Ni siquiera se puede hablar de un punto de vista diferente; parece más bien una cuestión de modas. 
Es que, por alguna extraña razón, los villanos suelen acabar resultando personajes más interesantes que sus antagonistas. A lo mejor es porque para ser malo hace falta alguna explicación, o porque sus números musicales son los mejores, o porque se entiende que han pasado por todo un proceso antes de ser lo que son. 
Yo esperaba encontrar algo de esto en MaléficaEs posible que mi problema fuese, para empezar, que esperaba algo como Wicked. Con aquel libro en mente, supuse que nos contarían por qué pasa lo que pasa en La bella durmiente, que serían historias independientes.
Pues no. El cuento es el mismo de siempre. La única diferencia es que se intenta actualizar un poco. Hay detalles bonitos, que no comentaré porque aparecen sobre todo al final, pero se quedan precisamente en eso: algo bonito, sin más. Lo que podría haber sido relevante para la historia acaba siendo poco más que un adorno, una anécdota, que aporta menos que nada y encima está mal hilado. 
Sí, la técnica es espectacular, la caracterización es genial. Bien podrías creer que lo que ves. Sólo le falta todo lo necesario para ser un relato en condiciones: ni renueva, ni explica lo que promete, ni crea auténtica tensión o un conflicto de verdad. Es una pena, porque la idea era buena. 

miércoles, 28 de mayo de 2014

Shaun of the Dead (Zombies Party)

No hace mucho os comentaba que mi conciencia de género es prácticamente nula. ¿Cómo no lo va a ser después de ver películas como esta? Eso sí, en esta ocasión el experimento salió mejor. 
Recuerdo que la primera vez que vi Shaun of the Dead se la recomendé a mucha gente y con mucho entusiasmo. Además siempre la vendía de la misma manera. Les decía: "Imagínate un apocalipsis zombi en el que un humano pase desapercibido gracias a la resaca que lleva". No sé si me hicieron caso luego pero en el momento sí que nos reímos un rato.
Lo que pasa es que ese es el mayor golpe de esta película. Está muy bien para una ocasión pero la segunda vez que te pones a verla, aunque no aburre, tiene menos gancho. 
Así que al final Shaun of the Dead se queda en ese término medio de las películas divertidas sin más. Es cierto que su fórmula es muy interesante, pero se consume demasiado rápido y no tarda en convertirse en una historia típica en general, sobre todo predecible en cuanto al argumento. Eso sí, aún es capaz de sorprender en los últimos minutos. 

lunes, 19 de mayo de 2014

¡Ay, Carmela!

Una vez oí decir que en el cine español sólo había sitio para tetas y la Guerra Civil. Yo creo que poco a poco la situación ha ido evolucionando, pero eso es cuestión de cada uno. Además, no es eso de lo que vamos a hablar hoy. 
Yo no he visto muchas películas de la Guerra Civil. De hecho, son muy pocas las que puedo recordar, ahora que lo pienso. De todas formas, ¡Ay, Carmela! no se parece a ninguna.
Sí me recuerda un poco a Ser o no ser, no sé exactamente por qué. Creo que por la importancia del teatro en los dos casos, aunque en ¡Ay, Carmela! está más limitado y un pelín peor tratado, más que nada por un tema de proporciones. A mí me parece que la representación se extiende demasiado, se llega a hacer larga, pero comprendo que podía ser algo necesario para construir el impactante final de esta película. 
Es que esos últimos minutos se me han quedado grabados. Recuerdo que lo comenté cuando aún lo tenía reciente y no tuve más remedio que admitir que se veía venir, pero yo no me lo quería creer. ¡Ay, Carmela! no podría haber terminado de otra manera, aunque me pese decirlo y me pesase pensarlo entonces. 

jueves, 15 de mayo de 2014

Tormenta de espadas, de George R. R. Martin

Estoy en shock. No sólo por haber adelantado por fin a la serie en algunas tramas, que es más de lo que esperaba a estas alturas. Es que Tormenta de espadas es espectacular. 
Lo malo es que ahora llevo un poco peor los cambios que se han hecho al adaptarla. No sé si lo recordaréis, pero este dilema ya empezaba a rondarme cuando leí Juego de tronos y fue a peor con Choque de reyes. Pero bueno, haré lo posible por reponerme. Además, este ya no es un tema nuevo, no merece la pena seguir mareando la perdiz.
Entrando en materia, me ha encantado leer algo sin saber qué iba a pasar por primera vez desde hace casi un año. Cosas como la Boda Roja han sido igualmente traumáticas, claro, pero nada comparado con sentirse totalmente perdido. De verdad, hubo momentos en los que me sentí completamente desorientada. No tenía ni idea de qué estaba pasando, ni por qué, ni de dónde salía toda esa gente. No me refiero a lo típico de que se te olvida un nombre o de que mezclas tramas: es que en estos libros sólo ves lo que el protagonista del capítulo ve, de forma que compartes sus lagunas. En eso Martin es un auténtico maestro, sobre todo porque al final consigue que toda la información cuadre perfectamente para el lector. Pero en ningún momento olvida que la desinformación puede ser igualmente importante; eso es lo genial del asunto.
Ahora, si no os importa, me voy a compartir traumas y teorías. Lo necesito.

Dime con cuántos

Las sobremesas de los domingos siempre son duras para todos, especialmente en época de exámenes. El sofá se vuelve de pronto tan cómodo, tan acogedor, que no te queda otra que fundirte con él. Claro, en esas condiciones acabas viendo lo que te echen, aunque normalmente no te pararías ni dos segundos. No es falta de criterio: es un fenómeno médico o lo será algún día.
Pero no siempre sale mal, afortunadamente. A veces das con películas que por lo menos son entretenidas y consiguen superar su propuesta, aunque moderadamente. 
Como os habréis imaginado ya, este es el caso de Dime con cuántos. Es la típica comedia romántica (en serio, la tipiquísima comedia romántica) pero con un puntín interesante, lo justo para dejarse ver. 
Partimos de la base de que en general el concepto de estas películas a mí personalmente me parece ofensivo. Y es que muchas veces las protagonistas de estas películas acaban siendo poco más que, no sé, dietas andantes que acaban dejando a un lado su propia personalidad para perseguir un marido. 
¿Y dónde colocamos a Dime con cuántos, entonces? Pues mirad, por lo menos la chica tiene buen comer. Lo que la motiva a mí me parece una estupidez pero a ella se le pasa porque, por una vez, a la protagonista de una comedia romántica se la desarrolla lo suficiente como para cogerle hasta cariño. Puede sonar absurdo, pero el hecho de que esta chica no sea tan típica ni tan típicamente desastrosa para mí supone bastante. 
Y por eso vi Dime con cuántos entera, aguantando anuncios y todo. Ya sabía lo que iba a pasar, ya sabía cómo iba a pasar y por qué, pero este personaje tenía suficiente encanto como para dejar eso a un lado. Por supuesto que esta no es la mejor película que he visto en mucho tiempo, pero sí una de las pocas comedias románticas de domingo por la tarde que veo hasta el final. Y hasta me reí. A veces pasé un poco de vergüenza ajena, pero sobre todo me reí. Fue una buena tarde de domingo.