domingo, 24 de noviembre de 2013

El cuaderno rojo, de Paul Auster

Ya sabéis que a mí el argumento me importa poco y que, de hecho, la mayor parte de las veces me sumerjo en un libro o en una película sin saber apenas de qué va y, lo que es mejor todavía, sin tener ni idea de qué me voy a encontrar. 
A veces, sin embargo, ni siquiera leer la sinopsis es un impedimento para eso porque en algunas grandes ocasiones no hay argumento que contar. Ese es, efectivamente, el caso de El cuaderno rojo, de Paul Auster, traducido por Justo Navarro (también autor del prólogo).
Lo que yo sabía antes de leer esta novela es que Paul Auster recogía en ella algunas anécdotas, algunos acontecimientos que, a lo largo de su vida, le habían marcado en mayor o menor medida. Justo Navarro, por su parte, completaba la serie con el reflejo de Auster en sí mismo, por decirlo de alguna manera. El resultado es simplemente extraordinario, mucho más que sorprendente y, sinceramente, memorable.
Es posible que algunos de vosotros lo encontréis pobre y poco interesante pero a mí, creo que ya os lo he dicho en alguna ocasión, lo que me gusta es que me cuenten cosas. 

martes, 19 de noviembre de 2013

Blue Jasmine


Recuerdo que uno de los problemas que suelo tener con las películas de Woody Allen es que sus protagonistas me resultan demasiado cargantes. Con Blue Jasmine debería pasarme lo mismo caso (y en cierto modo así es) pero, a diferencia de ocasiones anteriores, me ha encantado de principio a fin.
Esta película te planta en el peor momento de la vida de Jasmine, justo cuando ha tocado fondo, y va recuperando las circunstancias que la han llevado a ese punto. Creo que es una de las pocas veces en que esta combinación no resulta agobiante ni se desarrolla más una de las líneas a expensas de la otra: ambas se combinan perfectamente a lo largo de toda la cinta. Ni siquiera hacen falta transiciones, sólo Cate Blanchett: no hay más que mirarla unos segundos a la cara para saber si es millonaria o está en números rojos. Por esos detalles, esta es mi interpretación favorita de la actriz hasta el momento.
El caso, y aquí está la miga de la película, es que Jasmine nunca llega a cambiar. Es un personaje redondo: gira sin poder llegar a detenerse, siempre con el mismo centro, siempre con el mismo objetivo. Como todos, en el fondo.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Ser o no ser

Va a ser cierto eso de que se puede hacer comedia con cualquier tema. Incluso con el nazismo. Es posible que suene extraño así dicho, casi cruel, pero nada más lejos de la realidad: Ser o no ser es una de las películas más divertidas que he visto nunca. 
Para vuestra tranquilidad, os voy a comentar un poco de qué va el asunto si, como yo, no habíais oído hablar de ella. Ser o no ser se sitúa en Polonia, en los momentos inmediatamente anteriores al estallido de la Segunda Guerra Mundial. Los protagonistas son los miembros de una compañía teatral polaca, que deben decir adiós a la obra sobre Hitler que habían preparado aunque sí podrán darle buen uso al vestuario. 
El caso es que estos actores se proponen dinamitar la ocupación nazi desde dentro, aunque no en sentido literal y desde luego no de la forma convencional. Y es que esta trama tan seria a veces parece más un telón de fondo que otra cosa. Pero, la verdad, apenas se echa en falta: es una película brillante que no tiene miedo a elevar al nivel de arte la más ácida crítica. Sinceramente, este tipo de ejercicios siempre me parecieron las más grandes muestras de valentía, sobre todo en el momento en que apareció Ser o no ser.
Eso no significa, sin embargo, que esta película se haya quedado obsoleta: no dejó de ser relevante pasado su tiempo, sino que todavía hoy podemos encontrar algunos detalles que nos son cercanos y, lo que es más, podemos reconocer en Ser o no ser al predecesor de uno de los géneros más populares y extendidos hoy. Ya veréis cuál.

Puesto #150 de las 200 de Cinemanía.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Encuentros en la tercera fase

Probablemente el de los alienígenas sea uno de los temas más tratados del cine. No soy una experta en el asunto, ni mucho menos, y realmente son muy pocas las películas de extraterrestres que he visto (la mayoría por culpa de la misma amiga) pero esta es, sin duda, mi favorita de todas ellas. 
Encuentros en la tercera fase es Spielberg en estado puro. Tiene ese planteamiento tan casual, tan de pasada, que hace la transición hacia lo demás más sutil y sencilla. Es como si cualquier cosa pudiese pasarle a cualquiera; te hace sentir potencialmente importante. 
La amiga que me recomienda estas películas me decía que una de las cosas que más le gustaban de estas películas de Spielberg es que los humanos también eran muy entrañables. Me hizo pensar que realmente en estos temas los malos solemos ser nosotros: somos los que tememos a lo desconocido, los que huimos de él y, de paso, intentamos hacer el mayor daño posible. La verdad, no nos dejan en muy buen lugar. Pero bueno, aquí está Encuentros en la tercera fase para enmendarlos y devolvernos un poquito de fe en el ser humano.

El resplandor

Hace no mucho hablábamos aquí del cine de terror. A propósito de este tema a mí se me planteaba una duda que a día de hoy sigue sin estar del todo resuelta: ¿ha cambiado el miedo desde estas películas hasta ahora?
De todas formas, lo que sí podemos afirmar es que El resplandor escapa a cualquier categoría. Hay algunas películas, unas pocas a lo largo de la historia del cine, que sobreviven a su propio momento y se convierten en clásicos atemporales, a veces incluso imposibles de clasificar, como es el caso.
Vale, se suele decir que El resplandor es una de las mejores películas de terror de todos los tiempos, si no simplemente la mejor. Aunque, sinceramente, yo a estas alturas prefiero prescindir de ese tipo de etiquetas y quedarme con que, sí, El resplandor es terrorífica, y sí, es una de las mejores películas que he visto.

Puesto #25 de las 200 de Cinemanía.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Las vírgenes suicidas

Aún no leí la novela en la que se basa esta película pero, si ya tenía ganas antes de verla, ahora casi no quepo en mí de la emoción. 
Lo más curioso de Las vírgenes suicidas es que no te llega a contar una historia entera: en realidad se trata de cómo una historia queda incompleta y, lo que es más, de la imposibilidad de completarla. 
Sin embargo, nunca da la sensación de ser una película a medias ni tiene demasiadas lagunas como para no seguir la trama. Todo lo contrario. Consigue fascinar al espectador con las cosas que no cuenta, que se equilibran perfectamente con las que sí se dicen.
La cubre una atmósfera de cierta irrealidad, que no es más que el mejor reflejo posible de la fascinación que despiertan las protagonistas en los chicos que relatan su historia. Es simplemente embriagadora pero, sorprendentemente, no por ello delicada: Las vírgenes suicidas no tiene ningún problema para lanzarte una cruda verdad a la cara.
Por cierto, esta es la película que me reconcilió con Sofia Coppola

domingo, 10 de noviembre de 2013

Lawrence de Arabia

La de Lawrence de Arabia es una gran historia. Da igual que esté basada en un personaje real (o que se supone que lo esté, ya sabéis que nunca me tomo demasiado en serio esas cosas) o que esté extraordinariamente bien hecha. No es nada de eso lo que hace de esta una gran película.
Recuerdo que hace mucho años mi abuelo estaba viéndola en la televisión. De aquella veíamos muchas películas juntos y, como sabía que no podía oponerme a una película que ya hubiese empezado, me quedé a verla un rato. Debí de durar como cinco minutos y el trauma, unos diez años.
La semana pasada apareció en la Batalla de Películas de Paramount Channel y, claro, tuve que sobreponerme y verla. Aquella vez, cuando era pequeña, no podía aguantar una película tan larga; pero ahora, con lo curtida como estoy en maratones...
De todas formas, no creo que fuese eso lo que entonces me echó para atrás. Creo que, sencillamente, la historia de Lawrence de Arabia me iba grande. Ahora, sin embargo, ya tengo edad para apreciar que, a pesar de tratarse de una de esas películas "basadas en hechos reales", Lawrence de Arabia es perfectamente verosímil: está muy bien ambientada (o eso creo; la verdad es que el tema que trata no es precisamente mi especialidad) y, sobre todo, el protagonista es una persona real en todos los sentidos. Me encanta que en la película no intenten venderlo como líder, sino que muestren todos y cada uno de sus resquicios porque, realmente, no está mal tenerlos. Creo que es precisamente esa una de las cosas que hacen tan genial a Lawrence de Arabia: que nadie es perfecto y nada es lo que parece. 

Puesto #167 de las 200 de Cinemanía.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Psicosis

Psicosis tiene todo lo bueno de las películas de su época: un argumento sencillo, unos buenos actores que lo sacan adelante y, sobre todo, mucha imaginación. 
Ahora mismo, en una época en la que se utilizan efectos especiales prácticamente para todo, puede resultar extraño ver una película en la que no hay nada de eso pero todos los posibles obstáculos se salvan en Psicosis con soluciones muy creativas que, de hecho, han hecho que la película llegue a ocupar un lugar propio en la historia del cine. A mí eso me encanta. 
A veces tengo la sensación de que la calidad de una película se liga a la pericia de su técnica y, la verdad, creo que son dos cosas muy distintas. ¿O no habéis visto grandes imágenes y efectos especiales apabullantes sin ningún fondo detrás?
Pues en Psicosis ocurre todo lo contrario: se nos cuenta una historia tan bien armada y tan aprovechada que todas esas pequeñas lagunas (que a fin de cuentas son insignificantes) se quedan en nada: sólo importa lo que ocurrirá después y cómo. 
Porque Psicosis podrá ser el gran clásico de las películas de misterio pero desde luego no es típica. Al menos yo no llegué a adivinarlo todo con las pistas que se me iban dando. Desde luego no me esperaba este final, uno de los más escalofriantes que he visto en mi vida, si no el que más. Eso sí, es una secuencia brillante que nunca podré sacarme de la cabeza.

Puesto #20 de las 200 de Cinemanía.