lunes, 16 de diciembre de 2013

El clan del oso cavernario

Hace ya bastante tiempo, casi en los albores de este blog (así que no me juzguéis), os hablaba de las dos primeras partes de la serie Los Hijos de la Tierra, de Jean M. Auel: El clan del oso cavernario El valle de los caballos.
Baste decir, para ir entrando en materia, que El clan del oso cavernario me gustó mucho; El valle de los caballos, no tanto, así que la emoción por estos libros se fue enfriando. De hecho, ni siquiera leí el tercer libro todavía. El caso es que me enteré el otro día de que habían adaptado la primera al cine y me picó la curiosidad. 
Es cierto que hace más de dos años que leí El clan del oso cavernario pero aún tengo una idea bastante clara de lo que ocurría. Desde luego recuerdo el efecto que me iba produciendo la lectura y la gran emoción del final, cuando no me quería creer lo que leía aunque ahí estaba, impasible, rotundo.
Todo eso se debe en buena medida a su protagonista, Ayla, un personaje que se configura con las novelas, una niña a la que vemos crecer y aprender y superar obstáculos. Un lector puede llegar a conocerla y hasta a cogerle cariño. El problema es: ¿cómo se puede trasladar una relación así al cine? Personalmente, dudo que algo así se pueda lograr. Algunas películas se acercan mucho, no digo que no, pero no creo que consigan reproducir la intensidad de la literatura.
En esta línea se mueve mi gran problema con esta película: la encuentro fría y desapasionada, más preocupada por producir un documental que por contar una historia, que de eso va el asunto. 
A lo mejor uno de sus grandes errores (aunque repito que esta es una valoración completamente subjetiva) es precisamente intentar ser más fieles a la Historia que a la historia, es decir, al relato: los personajes que en la novela se adaptan a un habla que podemos comprender, que se traducen, son alejados del espectador en la película porque su lenguaje, aunque comprensible en lo esencial, nos resulta opaco. Entiendo la intención, de verdad que la entiendo, y hasta la valoro, pero no me gusta. Creo que se ha perdido mucho y no se ha sabido compensar del todo. A lo mejor influye que no me gustan las voces en off, todo hay que reconocerlo. Es que no me gusta que sea alguien ajeno a la historia el que me tenga que ir guiando: para mí una película debe desarrollarse por sí misma, trabajar con sus propios recursos.
Ahora bien, dejando al margen estas cuestiones, que no dejan de ser una pura opinión personal, hay algo que me tiene un poco alerta. Yo juraría que no se daba en la novela la visión legendaria que intentan colar en esta película. Yo diría que Ayla no era la heroína estoica y tempranamente sabia que aparece con los títulos de crédito. Pero claro, cuando te desvinculan de un personaje, es normal que estas cosas ocurran. Por eso muchas veces las "películas de personaje" desmerecen sus orígenes literarios.

viernes, 13 de diciembre de 2013

La vida de los otros

Creo que tenía doce o trece años la primera vez que vi esta película. Por supuesto, entonces no fui capaz de entender todo lo que suponía: qué iba a saber yo sobre el Muro de Berlín o sobre lo que era ser artista o sobre las personas en general. Pero en defensa de mi adolescente yo tengo que decir que, aunque sabía que se me escapaban cosas, ya notaba (más que sabía, todo hay que reconocerlo) que era una buena película.
La semana pasada, como por casualidad, me di de bruces una vez más con La vida de los otros. Por suerte, el tiempo ha hecho su trabajo y esta vez pude meterme de lleno en la película. 
No recuerdo muy bien cómo sería en aquella ocasión, pero en esta me sentí pequeña, más que entonces, de eso estoy segura; pequeña y confusa porque no sabía dónde podía encajar yo en el puzzle que es el mundo ni si realmente puede llegar a encajar a alguien. 
No quiero adelantaros cosas. Sólo me gustaría dejar claro que esta es una película que hay que ver porque, entre otras cosas, es pura humanidad, tanto en lo bueno (que lo hay) como en lo malo (que a veces apodera). No es que tenga un mensaje optimista o pesimista; el asunto no va por ahí. Es que en La vida de los otros esa vida se hace esférica: el mundo va girando, nosotros con él, y todo se descalabra aunque no seamos conscientes o no queramos serlo. ¿Qué sentido tiene, entonces, esa distinción entre "nosotros" y "los otros"? 
Sé que esa no es la única lectura posible de La vida de los otros pero eso es lo bueno de esta película: hay muchas posibilidades para abordarla, tantas que no parece que lleguen a agotarse. Lo que está claro es que ofrece mucho más de lo que muestra.

martes, 10 de diciembre de 2013

Super 8

Cuando no parecía posible recuperar la abrumadora esencia del cine de los ochenta, llegó Super 8 para demostrarnos que estábamos equivocados. Por lo menos yo lo estaba.
Sea como sea, el caso es que esta película te atrapa desde el primer minuto. No es que no sepas qué va a ocurrir (porque, no nos engañemos, no tenía tanto margen para actuar) sino que te mueres por saber cómo. El interés de Super 8 es, por así decir, más inmediato: es el momento en sí lo que cuenta, y no tanto lo que vendrá después. Recuerdo, por ejemplo, haber comentado esta película nada más verla y sólo poder hablar de escenas muy concretas y aisladas del resto.
Y sin embargo, Super 8 funciona como conjunto, y lo hace extraordinariamente bien. No sé cuándo fue la última vez que una película me fascinó hasta este punto y, lo que es más, todavía no sé por qué. Sé que Super 8 está bien hecha, que está bien contada, que saca un partido inmenso a unos recursos que ya estaban allí (que siempre habían estado allí) sin llegar a ser nunca cansina, pero aún queda algo por descifrar.
A lo mejor esa es la cuestión. A lo mejor innovar no hacía tanta falta como pensábamos; puede que sólo nos hiciese falta esta espectacular retrospectiva para volver a valorar los misterios del cine, el gran protagonista de esta película. 

Puesto #136 de las 200 de Cinemanía.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Notting Hill

Tengo un gran dilema con esta película. Bueno, no es realmente un gran dilema: tengo claro que este no es el género que me va y que, aunque no la voy a desterrar a lo más profundo del abismo de las malas películas, no me apetece volver a verla. 
Esta especie de dilema pasa por el hecho de que Notting Hill está bien hecha. Los espacios en los que se desenvuelve la trama son tan elaborados que resulta imposible pasarlos por alto, desde el barrio homónimo a un jardín prohibido y, por supuesto, la librería. Tengo que reconocer que son mi debilidad: me metería en algunas películas sólo por visitar las librerías que aparecen en ellas. Una vez lo conseguí, de hecho, pero esa es otra historia. 
El problema que le veo a Notting Hill es que no le encuentro sentido a esta historia de amor. Bien es cierto, sin embargo, que sin toda la parafernalia que la distingue de una historia cualquiera, presenta uno de esos romances tan tórridos, apasionados y a veces autodestructivos. Creo que eso es lo que no me puede gustar de Notting Hill. Desde luego, no es buen síntoma pasar una película entera pensando "Él se merece algo mejor", por muy cierto que sea.