jueves, 30 de enero de 2014

Frozen

Tengo la teoría de que cuando una película es más divertida por los comentarios que haces con amigos que por sí misma, la película en cuestión tiene un problema. 
A lo mejor lo que pasa es que definitivamente soy demasiado mayor para Disney. Desde luego ayer me sentí mayor.
De todas formas, como eso ya no lo puedo saber, creo que lo mejor será hablaros de Frozen. La historia es curiosona; no entraré en detalles. Lo que me gustó de esta película es que no repite exactamente los mismos patrones que otras películas anteriores, aunque la "reinvención", si es que se puede llamar así, toca aspectos muy concretos. Me recuerda en ese sentido a Brave, una de las primeras películas que prescindió totalmente de un príncipe para la princesa, si no recuerdo mal. 
Es que estas son películas que llaman la atención por estos pequeños detalles, como que la protagonista no dependa completamente de un hombre, o que la respuesta a todo no sea el "amor verdadero", o que eso de casarse con un desconocido no sea lo normal (¡por fin!). El conjunto, por desgracia, no es tan impactante. 
De todas formas, si tuviese que quedarme con una de estas dos películas sería Brave. La diferencia entre una y otra, tal y como yo lo veo, es sobre todo la progresión. En su momento reproché a Brave que quizás su historia era demasiado simplona, pero por lo menos la sacaba adelante muy airosamente. En Frozen, sin embargo, el ritmo de la acción es demasiado acelerado, tanto que quedan muchas lagunas sin resolver. Vale, es cierto que pasas un buen rato viéndola, pero no puedo dejar de pensar que eso fue gracias a que estaba con más gente. Creo que yo sola no la habría aguantado entera, aunque a lo mejor con cinco años sí, vete tú a saber.

miércoles, 29 de enero de 2014

Arrugas

Esta es seguramente una de las películas más duras que he visto en mi vida. Ojo, eso no significa que sea necesariamente desagradable. De hecho, es también de las más tiernas y sensibles que me he encontrado. 
Os podréis imaginar, si no conocíais ya Arrugas, que trata sobre la edad, por decirlo de un modo suave, del deterioro. Pero también, y eso es lo mejor de la película, de valores tan ajenos al tiempo como la amistad o el amor. Es posible que suene a tópico o a una de esas descripciones que aparecen en la carátula del DVD, pero no podría ser más cierto. No lo estoy adornando: Arrugas no necesita adornos. 
Esa es una de las mejores cualidades de esta película: no recurre a accesorios, sino que recupera la auténtica esencia del tema que quiere tratar y lo enfoca con una mirada abierta y sincera, sin prejuicios ni sentimentalismos innecesarios; lo que veis es lo que hay. 

lunes, 27 de enero de 2014

Un tipo serio

Hace algunos años, disfrutando de mi recién estrenada mayoría de edad, hice un viaje super express a Madrid para ver a uno de mis grupos favoritos (uno de los pocos en activo así que hay que aprovechar ¿no?). Cinco horas en autobús dan para mucho, en concreto para unas tres películas. Un tipo serio fue una de ellas. El problema es que no me habían dado cascos y, si no recuerdo mal, la televisión no tenía color. Así que sólo pude ver algunas imágenes sueltas, pequeñas, sin color, sin sonido. Y a pesar de todo, Un tipo serio se quedó grabada en mi memoria desde ese mismo momento. 
Ayer por fin pude ver esta película en condiciones y, sorprendentemente, aún flotaba en el ambiente un cierto aire de irrealidad, aunque la historia que cuenta no podría ser más "natural", a falta de una palabra mejor. No entraré en detalles, por ser fiel a la costumbre. 
Hay algo en Un tipo serio que la aleja de muchas otras películas que he visto. Es, supongo, la sensación de que hay algo más en alguna parte, no importa qué, ni dónde, entre otras cosas porque no puedo saber si es culpa de la película o de mi alucinado y agotador viaje de aquella vez. Creo que hay un poco de ambos, aunque ya no lo puedo saber. El caso es que Un tipo serio sigue rondándome, en cierto modo. Los hermanos Coen se mueven en esta película alrededor de esa fina línea que separa una realidad de corte naturalista y el más puro esperpento; pero es que los hermanos Coen pueden saltar a la comba con esa línea. 
Ved Un tipo serio. En el sofá o en el autobús, en coche, en la cama, donde queráis. Es una película memorable de todas las formas posibles aunque, todo sea dicho, quizás el final me resultó demasiado abrupto. Y digo "quizás" porque quizás realmente es mejor así. En el fondo no falta información: un final rotundo queda suspendido sobre protagonistas y espectador, sobre todos nosotros, tan normales, tan solemnes, tan serios

domingo, 26 de enero de 2014

O Brother

Imaginaos mi sorpresa cuando al comienzo de la película, en un letrero al estilo de los clásicos del cine mudo, sueltan que O Brother está basada en La Odisea. Lo mejor y más sorprendente de todo es que no podría ser más cierto. 
Como es ya una costumbre, llegué a esta película sin saber nada de ella. Es simplemente que me gustan los hermanos Coen y además me parece que esta en concreto me la habían recomendado. 
El caso es que fue La Odisea (o lo que conozco de ella, que no se aleja mucho de la idea que todo el mundo pueda tener) la que me puso sobre aviso, por decirlo de alguna manera. Sin embargo, no por ello pude dejar de sorprenderme con O Brother, todo lo contrario: es impresionante cómo esta película reinventa una de las obras clásicas por excelencia. Es simplemente una maravilla sin comparación poder ver la relación entre una y otra. 
Como digo, no he leído La Odisea, pero creo que su esencia se respeta completamente en O Brother. Supongo que en algún post ya habrá quedado claro que este es un tema que me preocupa sobremanera cuando una obra literaria se adapta al cine. En este caso, no sólo por no haber leído la obra en cuestión, no me he detenido tanto en este aspecto porque, tengo que reconocerlo, me pueden las historias atemporales o, mejor dicho, las que demuestran que pueden serlo. Creo que es la mejor forma de demostrar el valor de un relato: que pueda emocionar a más de una generación.  

El lobo de Wall Street

Del director de Infiltrados siempre se esperan grandes cosas. Sin embargo, tengo la sensación de que en El lobo de Wall Street la grandiosidad se ha apoderado, no ya de la pantalla, sino de la película al completo.
En el trailer parece que va a mostrar la verdad desnuda del salvaje Wall Street pero, al final, lo único desnudo es el 90% del reparto de la película. Yo creo que El lobo de Wall Street se pierde en lo anecdótico y espectacular y olvida lo fundamental de la historia: que en bolsa no hay amistades que valgan. 
El resultado final, a mi modo de verlo, es un canto al derroche y la ostentación, el gasto por el gasto, una opulencia desproporcionada y sin límites. La trama más seria, por así decir, el "mensaje" último de la película casi pasa desapercibido entre tanta orgía. 
Con todo, esa es la parte más brillante de toda la película. En estos últimos minutos, Scorsese pone delante de la cámara los elementos básicos de la traición: ya no hace falta que le explique nada al espectador, porque todos sabíamos más o menos qué iba a pasar y cómo atar los cabos. 
El problema, repito, está en las proporciones. No creo que falte información en esta parte final que os digo, sino que sobra en las dos horas y media anteriores. Vale, hubo momentos francamente divertidos, eso es cierto. Pero... qué queréis que os diga, yo me acabé cansando. Creo que la mitad de todo ese metraje simplemente sobraba y que, además, ha conseguido que una historia interesante quede reducida a un relato apenas coherente y, lo que es peor, un retrato completamente superficial. 

miércoles, 22 de enero de 2014

3 bodas de más

A ver, no me esperaba el peliculón del año cuando fui a ver 3 bodas de más pero... no sé, algo más, sí.
No es que no valga para nada. No es una pérdida de tiempo, ni mucho menos. Yo procuro valorar siempre que una película sea entretenida y desde luego 3 bodas de más consigue que una hora y media se pase volando. A mí eso ya me parece un gran logro.
Sin embargo, sí tenía la sensación de que iba a ser algo más que divertido, que podía aportar algo más. Mis expectativas en ese sentido no se han visto del todo satisfechas así que ahora, no sé, tengo sentimientos encontrados. 
De todas formas, como os digo, esta es una película que merece la pena ver, aunque no llegue a marcar un antes y un después. No innova en sus formas ni en su planteamiento, pero es una versión muy digna de una historia ya un poco manida,si queréis. Me he reído mucho y eso, a veces, casi es lo más importante.  

martes, 14 de enero de 2014

Bartleby, el escribiente, de Herman Melville

No sé muy bien qué tenía en mente cuando empecé a leer esta novela pero, desde luego, se parecía poco a lo que me acabé encontrando. 
Recuerdo que este libro me lo recomendó una antigua profesora de Lengua cuando estaba en el instituto. Sigo teniendo muy buena opinión de ella así que no me preocupaba lo más mínimo saber de qué iba para querer leer Bartleby, el escribiente. Aunque, todo sea dicho, la sinopsis me habría ayudado poco, por lo que pude ver una vez terminada la lectura. 
De todas formas, la gracia de esta historia está precisamente en que el misterio se abre paso a través de lo cotidiano casi sin que te des cuenta. Como una ráfaga de aire frío, este sobrenatural personaje estará de pronto sobre ti, clavándote esa mirada impertérrita. 
En ese sentido el desarrollo de la trama es simplemente brillante. Sin embargo, sí eché en falta un final... algo distinto. No sé cómo explicarlo sin estropearlo. Quizás ya hablo demasiado si os digo que se me hizo demasiado coherente con todo lo demás, como si en la historia de Bartleby no pudiese haber ningún punto de inflexión. Aunque, bien mirado, a lo mejor esa es la clave de su sentido como personaje.

domingo, 12 de enero de 2014

El Hobbit. La desolación de Smaug


El año pasado, cuando se estrenó Un viaje inesperado, me propuse releer El hobbit antes de ver La desolación de Smaug. Pues, como podréis imaginaros, no lo hice.
A lo mejor por eso tengo esta sensación tan extraña. Veréis, yo casi no me acuerdo del libro (creo que lo leí hace ocho años ya, así con la tontería): no tengo más que pequeñas imágenes en mente y unos pocos fragmentos más o menos claros (entre ellos el encuentro con Smeagol). Así que esta intranquilidad mía se basa sobre todo en lo que he ido leyendo por ahí y en lo que me cuenta gente que está leyendo El hobbit ahora. 
Mi dilema empieza en el momento en que La desolación de Smaug me pareció mucho más entretenida que Un viaje inesperado. Una amiga mía dijo en su momento que se le había hecho pesada porque siempre repetía el mismo patrón: Gandalf se va, hay un problema, vuelve Gandalf, hay un problema, los salvan las águilas [repetir a intervalos regulares durante las próximas dos horas]. Aquello se me quedó grabado porque me negaba a creerlo. Creedme cuando os digo que llevo desde entonces dándole vueltas. 
El caso, como os digo, es que en La desolación de Smaug no ocurre esto, ni mucho menos. La acción es, por así decir, más diversa, sin un modelo tan definido, así que nunca sabes muy bien qué es lo que va a ocurrir; te mantiene en tensión todo el tiempo. 
El problema es: ¿qué precio hemos pagado por tener una película así? ¿Ha tergiversado todo ese supuesto relleno la auténtica esencia de El hobbit? Con un poco de suerte, lo sabré antes de diciembre. 

jueves, 9 de enero de 2014

Toy Story


¿Habéis tenido algún día de esos en los que hay tantas cosas que hacer que acabas echando la siesta de tu vida? Pues yo monto maratones improvisados de Toy Story
Pixar tiene algo especial para mí en general y, como sabemos, todo se magnifica en época de exámenes. Así que me encontré, por primera vez en mucho tiempo, volviendo a ver Toy Story, la primera, la original. Creo que me levanté a por chocolate y palomitas y lo que pillase, miré mi calendario, me deprimí y puse la segunda. Al día siguiente tuve que ver la tercera, claro, porque estas cosas no se pueden dejar a medias. 
Por suerte, a pesar del lamentable estado en el que me encontraba fui capaz de disfrutar de todas y cada una de estas películas, casi como el primer día. Eso es lo mejor que tienen: te permiten volver a ser niño otra vez, aunque siempre que vuelves a ellas lo haces con algo nuevo.
La verdad, no podría decidirme por ninguna de ellas. Sí recuerdo que cuando era más pequeña comentaba que Toy Story 2 me había gustado más que Toy Story; decía que era una de las películas que mejor había madurado. Todavía unos años después, cuando ya no era tan pequeña y se estrenó Toy Story 3, decía que era incluso mejor que la anterior. En serio, ver crecer bien una saga que fue tan importante para ti es uno de los mayores placeres que puede dar el cine. 
Sin embargo, aunque sigo manteniendo que la progresión fue estupenda, ya no tengo tan claro que siguiese este orden, esto de siempre hacia arriba, siempre a mejor. No quiero decir, ni mucho menos, que se estropease o que hubiese perdido lo que la había hecho especial en su momento. Me refiero a que, en el fondo, siempre se mantuvo dignamente y, lo que es más, con un sabor propio: cada película desarrolla su trama particular, de forma que, aunque efectivamente hay relación entre ellas, no se eclipsan ni se solapan unas a otras, sino que colaboran entre sí.
A lo mejor un día le dedico un post a cada una, pero en esta ocasión, por este extraño estado en el que me encuentro, veo más conveniente hacer algo global. La sensación de maratón no descansa. 

Toy Story: Puesto #53 de las 200 de Cinemanía.
Toy Story 3: Puesto #48 de las 200 de Cinemanía.