A veces en la vida hay que decidir entre morirse de calor a la intemperie pero en buena compañía o mantenerse fresquito en casa. Por suerte, siempre cabe la opción de ir al cine, uno de los pocos espacios que hoy constituye, en mi opinión, el término medio perfecto para esta disyuntiva (a la que, por cierto, estoy muy poco acostumbrada).
Ayer fue una de esas veces. En momentos como este, más siendo verano, una se pone poco exigente con la cartelera: lo importante es ver algo entretenido y que mantenga a salvo del calor durante un tiempo. En ese sentido, Ice Age 4. La formación de los continentes cumple perfectamente su misión.
Claro que el caso de Ice Age es un tanto especial. Esta saga comenzó, por lo que puedo ver en Google, en 2002. No sé a vosotros, pero a mí este dato me da hasta vértigo: han pasado diez años ya y casi no me he dado cuenta.
En cualquier caso, dejando estas cábalas a un lado, lo que quiero decir es que las sagas, máxime cuando llevan tantos años abiertas, son un caso aparte. A veces me siento nostálgica y me gusta recuperar algunas de ellas, ver en qué quedaron, qué fue de ellas. Si a esto le juntas un calor como yo no recordaba en toda mi vida, ya tienes el plan de la tarde hecho.
Ice Age 4 no es un peliculón (y ya ni hablamos de rigor histórico y científico...), pero está bien. La ves y pasas un rato más que agradable, que al fin y al cabo es de lo que se trata ¿no? Yo, sinceramente, me reí muchísimo mientras la veía. Aunque, claro, ese es el fuerte de Ice Age en general. Su humor nace de lo absurdo de las situaciones y lo ridículo de los personajes pero, por alguna razón, siempre es efectivo. Vi, desde su estreno en cines hasta ahora, la primera entrega de Ice Age bastantes veces. No podría contarlas, pero desde luego no han sido pocas, y me sigo riendo casi como la primera.
Ojo, también os digo que creo que hace mucho que sus creadores perdieron el norte. Personalmente, me declaro totalmente en contra de esta manía (no sé de quién, no sé a quién echar la culpa) de estirar una historia y darla de sí hasta que resulta casi irreconocible. Creo que esto es lo que ha ocurrido con Ice Age. Es más, diría que la segunda película y la tercera casi no tienen relación con la idea original. Hombre, en Ice Age 2 sí que hay algún acontecimiento que habría que saber para conocer a todos los personajes de esta última entrega, pero desde luego de la tercera, en cuanto a argumento, se puede prescindir.
Con el buen rollo que transmite esta película, no quiero marcharme terminando el post con un comentario negativo, con otra de mis muchas quejas. Así que os resumo: para reírse sin más (ni menos), no dudéis en ver Ice Age 4. La formación de los continentes.
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