Vale, no puedo negar que Los cazafantasmas ha hecho méritos más que suficientes para ser uno de los grandes clásicos del cine de los ochenta, aunque sólo sea por los grandes momentos que aporta, a cual más absurdo, y el imprescindible Bill Murray.
Aun así, también tengo que reconocer que me costó entrar en la historia. De hecho, creo que no llegué a hacerlo del todo y, la verdad, no sé por qué.
Creo que en casos como este es importante saber qué esperar de una película: Los cazafantasmas no es una obra maestra del cine, sólo una película para pasar el rato y ya está. Por eso no tengo del todo claro qué es lo que ha fallado porque desde luego no fue culpa de unas expectativas demasiado altas.
Voy a tener que dejarlo en que no es una pérdida de tiempo verla y ya está. ¿Domingo por la tarde sin nada que hacer? No sé, haz caso de su eslogan, que por algo dio una de las sintonías más tarareadas de los últimos treinta años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario