Hay muchas películas sobre el Holocausto, casi tantas como de la Segunda Guerra Mundial, y desde luego las suficientes como para constituir un género aparte.
Por eso se agradece que, de vez en cuando, alguien se decida a explorar otras facetas y, sobre todo, que obtenga resultados tan buenos como este.
No esperéis que Los falsificadores sea una película agradable. Aunque no siga el esquema típico de las llamadas "pelis de nazis" no prescinde de su dureza. Lo que hace es centrarse en una especie de élite del campo de concentración: los forzosamente dedicados a la falsificación de moneda. Yo no sabía que esto había ocurrido pero por suerte queda bien explicado en la propia película.
La situación acaba derivando en una de las representaciones más claras del conflicto entre el altruismo y el natural egoísmo según el cual estamos programados.
Los falsificadores es, sobre todo, un relato coherente y sin fisuras, sólido como sus numerosos protagonistas a los que, sin embargo, se puede llegar a conocer: a lo largo de toda la película se dejan caer detalles que los descubren.
Lo que me gustaría destacar, para terminar, es que, a pesar de ser una película basada en hechos reales (a partir de las memorias de uno de los miembros de este exclusivo grupo), no parece edulcorada. Alguna vez ya os comenté que solía ver estas películas con bastantes reparos porque la inmensa mayoría intenta hacer quedar bien a su protagonista (buena parte de las veces "homenajeado" sería más adecuado) y se despreocupan de lo demás. Los falsificadores se sobrepone a esa premisa y crea unos personajes coherentes, realistas, creíbles y, sobre todo, humanos. El resultado, como no podría ser de otro modo, es impecable.
Por eso se agradece que, de vez en cuando, alguien se decida a explorar otras facetas y, sobre todo, que obtenga resultados tan buenos como este.
No esperéis que Los falsificadores sea una película agradable. Aunque no siga el esquema típico de las llamadas "pelis de nazis" no prescinde de su dureza. Lo que hace es centrarse en una especie de élite del campo de concentración: los forzosamente dedicados a la falsificación de moneda. Yo no sabía que esto había ocurrido pero por suerte queda bien explicado en la propia película.
La situación acaba derivando en una de las representaciones más claras del conflicto entre el altruismo y el natural egoísmo según el cual estamos programados.
Los falsificadores es, sobre todo, un relato coherente y sin fisuras, sólido como sus numerosos protagonistas a los que, sin embargo, se puede llegar a conocer: a lo largo de toda la película se dejan caer detalles que los descubren.
Lo que me gustaría destacar, para terminar, es que, a pesar de ser una película basada en hechos reales (a partir de las memorias de uno de los miembros de este exclusivo grupo), no parece edulcorada. Alguna vez ya os comenté que solía ver estas películas con bastantes reparos porque la inmensa mayoría intenta hacer quedar bien a su protagonista (buena parte de las veces "homenajeado" sería más adecuado) y se despreocupan de lo demás. Los falsificadores se sobrepone a esa premisa y crea unos personajes coherentes, realistas, creíbles y, sobre todo, humanos. El resultado, como no podría ser de otro modo, es impecable.
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