sábado, 22 de junio de 2013

El gran Gatsby, de F. Scott Fitzgerald

A mí normalmente me gusta leer la novela antes de ver la película que la adapta, aunque a veces me salto esta norma. A lo mejor os acordáis de que este es el caso.
Tenía mis serias dudas sobre la película porque dejaba muchas lagunas, sobre todo en lo relativo al personaje que le da título. Entonces me planteaba que, a lo mejor, la historia estaba planteada así porque la condicionaba la perspectiva de un personaje que no era Gatsby y que, de hecho, era uno de los muchos que el resplandor del misterioso joven había cegado. 
Mis sospechas en torno a esta cuestión se han visto confirmadas gracias a la novela. Ahora sí puedo decir, sin reservas, que la película homónima es una buena adaptación, aunque quizá en algunos momentos se permita demasiadas licencias, sobre todo en lo que concierne al narrador personaje, Nick Carraway. Curiosamente, estos nuevos adornos no le dan más fuerza, sino al contrario: lo difuminan.  
Así que, en resumen, me ha gustado más el libro. No puedo evitarlo. Creo que es porque nunca me han gustado las voces en off. Supongo que en una novela la encuentro tan natural y tan propia de su género que en una película espero que se pueda traducir de otra manera. Porque, a ver, ¿no dicen que una imagen vale más que mil palabras? Pues ala, séptimo arte: dedícate a lo tuyo. 

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