Llovía cuando salí del Milán, justo el día en que el Aula de Cine de UniOvi se despide por este curso con la proyección de Blade Runner.
Si tenéis oportunidad, ved esta fantástica película en buena compañía. Buscad gente con la que podáis hablar de cine, porque esta es una cinta que se nutre de los comentarios y que no termina con los títulos de crédito. Probablemente Blade Runner os acompañe el resto de vuestra vida.
Porque, a fin de cuentas, Blade Runner es un retrato de todo lo humano y lo que lo empuja a ser tal. Lo asombroso es que la perspectiva de la que parte es, precisamente, lo no-humano. Juraría que en el coloquio que siguió a la proyección hubo un momento en que todos los presentes empezamos a cuestionarnos si nuestros recuerdos eran reales o si realmente somos lo que creemos ser. Al fin y al cabo, ¿cuántos de nuestros primeros recuerdos son realmente nuestros? ¿No nos los han contado todos?
Tradicionalmente se ha asociado lo humano con lo tierno, lo emocional, lo "blando", por decirlo de alguna manera. Siempre era, en resumen, algo positivo. Por eso no deja de resultar curioso que esta misma imagen conviva con aquella que nos convierte en el más ruin y cobarde de todos los depredadores. En ese sentido Blade Runner supone una grata sorpresa: por primera vez, el hombre puede ser tan bueno como malo.
Puesto #16 de las 200 de Cinemanía.
A mí el personaje que más me impactó fue el de Rachael. También es alucinante la fotografía, la reflexión, el guion...
ResponderEliminarEs que la carga que tiene esta película es tremenda. Es una de las pocas que hay que comentar y comentar y comentar... Y probablemente ver al menos una vez al año.
Eliminar