sábado, 23 de febrero de 2013

Oh capitán, mi capitán

Quien no tenga la carne de gallina al final de esta escena no tiene alma o, como poco, tiene serios problemas con ella. 
El club de los poetas muertos es una de las películas más inspiradoras de la historia del cine, si realmente películas que no logren este efecto pueden considerarse parte de la historia del cine. 
No hay absolutamente nada, repito NADA, en esta película que no merezca atención ni invite a la reflexión. Esa es una de sus mayores virtudes: no se queda en la mera palabrería, sino que predica con el ejemplo, exprime cada fotograma y lo carga de significado. 
Claro que para llegar a atisbar parte de ese contenido es necesario ver El club de los poetas muertos unas cuantas veces y estar dispuesto a absorber, más que ver, cada escena, a beber de cada diálogo y atesorar cada pequeño gesto y detalle como la obra maestra que es. 
El club de los poetas muertos es una película tremenda y magníficamente teatral en la que no sobra ni falta nada. Además, algo cambia después de verla. Si alguien es capaz de ver El club de los poetas muertos y seguir como hasta entonces no tiene alma, o como poco, tiene serios problemas con ella.

Puesto #108 de las 200 de Cinemanía.

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Y tanto :)
      La vi ayer en LaSexta3, que estos días se está cargando de peliculones. Echa un vistazo a ver si te interesa alguno.

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