Es posible que Full Monty frivolice un tema tan trágico como hoy es el paro. Hay quien, no sin razón, podría sentirse molesto con esto o, como poco, ver difícil hacer una comedia sobre ello. Eso ya depende de cada uno.
También hay quien dice que en momentos de crisis es cuando salen a la luz los mejores sentimientos de la gente. Uno de ellos es, en mi opinión, el sentido del humor.
En Full Monty nos encontramos con un grupo de hombres que podrían decirse maduros (unos más que otros y cada uno a su manera) sin empleo desde hace ya un tiempo. Téngase en cuenta que esta película es de 1997; entonces las circunstancias no eran las mismas, aunque supongo que la situación también era bastante peliaguda. No puedo decir mucho al respecto porque era demasiado pequeña como para interesarme por cualquier cosa que traspasase la puerta de mi casa.
En cualquier caso, el tema del paro acaba olvidándose. Es cierto que permanece presente, de un modo latente, a lo largo de toda la película. No consigue, sin embargo, empañar el abrumador humor de Full Monty. La verdad es que me reí mucho con esta película y eso se agradece.
No puedo olvidar, por supuesto, el compañerismo que desprenden los protagonistas de esta película: gente muy distinta que se conoce en una etapa de gran crisis personal y que, a pesar de ello, se aceptan sin reservas y por encima de todas las cosas. Es como aquello que dice mi madre: "En los peores momentos conocerás a tus mejores amigos".
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