Hace ya bastante tiempo estaba una tarde por casa y me encontré a mi madre viendo una película de Diane Keaton. Iba de una ejecutiva (o lo que supuse que era una ejecutiva, tan avanzada estaba ya la película) que tenía una hija (al menos yo pensaba que era su hija). Esta mujer adoraba su trabajo y todo lo que ello implicaba, pero acabó marchándose al campo porque no era capaz de compatibilizar el trabajo y la maternidad. Allí, aburrida, empieza a hacer potitos para la niña. Su precario negocio tiene más éxito del que cualquiera hubiera podido imaginar y se descubre en poco tiempo de nuevo en la cumbre. Con esto os cuento mucho más de lo que suelo acostumbrar, pero no voy a romper del todo mi excepción contándoos el final. Eso lo dejo para quien quiera verla, aunque es bastante predecible.
Mi madre estaba entusiasmada con esta película. Decía que era muy bonita y muy tierna. Me picó la curiosidad. El problema es que no sabíamos el título y, sinceramente, no me interesaba tanto como para volverme loca buscando. Por suerte, el lunes por la tarde me la encontré en televisión. Se trata de Baby Boom.
La verdad, tengo que reconocer que no me gustó especialmente. No la aborrezco, pero en algunos momentos me ponía muy muy nerviosa hasta el punto de haber acabado dejándome un sabor de boca menos dulce de lo que cabría esperar.
¿Y todo esto por qué? Bueno, pues porque me hago mayor, supongo. A ver, no creo que hiciesen Baby Boom con mala intención ni nada. Es que a mí ya no me sirve eso de que con un beso se arregle todo. Me explico: cuando las cosas ya no le pueden ir peor en la preciosa pero ruinosa casita de campo recién adquirida, la protagonista abandona su idea de regresar a la ciudad en cuanto el veterinario del pueblo le mete la lengua hasta el esófago. Es como si ella, ni ninguna otra mujer por extensión, tuviera el poder de decidir aunque sea en asuntos tan peliagudos y propios como el lugar de residencia.
Y menos mal que ya no hablo de la actitud de sus compañeros de trabajo porque si no nunca podría acabar este post.
Sobre si verla o no... No sabría qué deciros. No digo no porque nunca lo digo; prefiero dejarlo en "prescindible" y allá cada cual.
Mi madre estaba entusiasmada con esta película. Decía que era muy bonita y muy tierna. Me picó la curiosidad. El problema es que no sabíamos el título y, sinceramente, no me interesaba tanto como para volverme loca buscando. Por suerte, el lunes por la tarde me la encontré en televisión. Se trata de Baby Boom.
La verdad, tengo que reconocer que no me gustó especialmente. No la aborrezco, pero en algunos momentos me ponía muy muy nerviosa hasta el punto de haber acabado dejándome un sabor de boca menos dulce de lo que cabría esperar.
¿Y todo esto por qué? Bueno, pues porque me hago mayor, supongo. A ver, no creo que hiciesen Baby Boom con mala intención ni nada. Es que a mí ya no me sirve eso de que con un beso se arregle todo. Me explico: cuando las cosas ya no le pueden ir peor en la preciosa pero ruinosa casita de campo recién adquirida, la protagonista abandona su idea de regresar a la ciudad en cuanto el veterinario del pueblo le mete la lengua hasta el esófago. Es como si ella, ni ninguna otra mujer por extensión, tuviera el poder de decidir aunque sea en asuntos tan peliagudos y propios como el lugar de residencia.
Y menos mal que ya no hablo de la actitud de sus compañeros de trabajo porque si no nunca podría acabar este post.
Sobre si verla o no... No sabría qué deciros. No digo no porque nunca lo digo; prefiero dejarlo en "prescindible" y allá cada cual.
Yo vi la pelicula en los noventas en la television y me parecio enternecedora y divertida. Divertida como una comedia ligera e inocente, Diane Keaton es una tremenda actriz y que se inclina a la comedia, esta pelicula fue simplemente un ejercicio pero es encantadora. Saludos a tu madre Z y dile que comparto plenamente su opinion.
ResponderEliminarBueno, ya dije que no creía que tuviese mala intención ni nada por el estilo, pero no pude evitar indignarme. A lo mejor fue cosa de la época, a lo mejor del momento, no lo sé. Sí te digo que todavía hoy, después de una semana, todavía ando algo rabiada.
EliminarA mi madre le encanta que alguien coincida con ella sobre esta película. Siempre sonríe mucho cuando hablamos de ella.