Hoy os voy a hablar de una de las mayores sorpresas de mi cumpleaños aunque, según dicen, era un secreto a voces. Claro que tengo que remontarme algún tiempo atrás para que esto tenga sentido.
Veréis, hace unos cuantos años tenía un grupín de amigas en el que cada una encajaba en una tribu urbana diferente: había una heavy, una emo, una hippie-heavy y luego estaba yo. Si todavía hoy estoy en lo que algunos llaman "años teen", imaginaos entonces: crisis existencial al canto, por supuesto. Decidí que, ya que no encajaba en ningún grupo conocido, podía crear mi propia tribu: sería una "ameba". Parece una tontería pero aquello me alivió muchísimo y alimentó un interés por la antropología que aún no ha desaparecido.
Recuerdo que entonces distinguía entre "ameba pura" (yo, por supuesto) y "ameba con tendencia". Supongo que me costaba integrar a más gente en ese exclusivísimo grupo que yo misma me había creado.
Hoy por hoy, sin embargo, tengo que asumir que ya no soy una ameba pura, sino una con "tendencia al moderneo".
Todo empezó en febrero de este año. Tuve la inmensísima suerte de poder ir a uno de los conciertos que Lori Meyers dio en la sala Joy Eslava de Madrid y, a la vuelta, preguntando a una amiga qué me había perdido en clase, me quejé de la cantidad de modernas que abarrotaban el concierto. Mi amiga me dirigió una mirada sarcástica que parecía decir "Vida, ¿qué esperabas?". Ahí empezó mi proceso de metamorfosis. O más bien, ahí asumo que empezó; probablemente todo esto venía ya del verano del año pasado.
Y ahora, para terminar de convencerme, sale Soy de pueblo, la carta de presentación de Moderna de Pueblo, que bien podría ser una Mafalda adulta, rubia, fotofóbica y festivalera.
Este manual del moderneo se puede leer del tirón o, simplemente, cogerlo de vez en cuando, abrirlo por una página cualquiera y leer lo que toque. El resultado siempre va a ser igual de bueno.
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