Ésta es una de esas películas que se acaban conociendo más por las parodias y homenajes que generaron que por ellas mismas. Por eso, para gente que, como yo, no la había visto antes, American Beauty tiene un algo familiar. Aunque, la verdad sea dicha, no sé hasta qué punto esto resulta beneficioso o perjudicial. En cualquier caso, es un placer ver American Beauty.
Sobre eso precisamente trata esta película: sobre las cosas que vale la pena mirar, sobre la belleza. Pero no una belleza cualquiera, sino la que está en todas partes, en cualquier parte. American Beauty es la historia del progreso personal, un ascenso parecido al de una bolsa de plástico cualquiera que aprovecha el viento tal y como viene para elevarse en el cielo. Es una belleza cruda y un poco siniestra, arrebatadora y, en ocasiones, letal.
Puesto #67 de las 200 de Cinemanía.
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