Me siento decepcionada, para ser sincera. Ya os dije en su día que me encanta Jason Reitman. De hecho, un día le dije a una amiga de clase:
Jason Reitman + Diablo Cody = PELICULÓN ASEGURADO

Sí, tenía ese punto ácido que me gusta en las manzanas y en los guiones de Diablo Cody, pero es mucho mucho más plana que sus otras películas. O por lo menos yo no aprecio un cambio significativo en Mavis, la protagonista.
Reitman suele tomar una historia o, mejor, un tipo de personaje, y retratarlo de una manera nueva. No caricaturesca, sólo nueva. Le da carisma, en una palabra.
En esta ocasión, Reitman y Cody recuperan a la chica popular de ciudad pequeña, la imagen del éxito en un "pueblo de mala muerte", que vuelve después de muchos años y simplemente no encaja.
Nadie se va del todo. No pretendo ponerme en plan Melinda Gordon; me refiero a que, aunque dejemos la casa familiar, hace falta un lugar al que volver. O al que poder volver, más bien. En el caso de Mavis (y de todas esas chicas de éxito local a las que representa), ese hogar en potencia se esfuma de pronto, casi como si no hubiese existido nunca. Es triste, y esa es la sensación que domina toda la película.
Lo bueno del cine de Jason Reitman es que puedes acabar conociendo a sus personajes, incluso cogiéndoles cariño. No es el caso de Young Adult: Mavis no resulta accesible. No lo era para sus compañeros de instituto ni lo es para el espectador. A lo mejor ese es el efecto que Reitman y Cody buscaban, no lo sé. Quiero creer que es así, aunque lo hago por motivos sentimentales, lo reconozco.
Ojo, sí he encontrado algunos detalles salvables: la banda sonora, como siempre, y algunas frases memorables de esas a las que Cody nos tiene acostumbrados.
Pero no sé, después de verla quedé peor que al empezar. Cosas que pasan ¿no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario