jueves, 10 de marzo de 2016

Historia abreviada de la literatura portátil, de Enrique Vila-Matas

No elegí bien el momento para leer este libro. Fallo mío.
Cuando estoy tan ocupada con cosas de clase procuro escoger lecturas que me permitan descansar un poco de la materia. A la vista está que no siempre acierto.
La verdad es que cuando cogí Historia abreviada de la literatura portátil no me acordaba del argumento ni de nada. Hacía tiempo que tenía ganas de leer esta novela y con eso me bastó. 
Creo que acabo de repetir mi gran error: Historia abreviada de la literatura portátil está muy lejos de ser una novela. Culpa mía, repito, por no tener las cosas claras desde un principio. Mientras leía, buscaba desesperadamente un hilo argumental hasta que por fin, más o menos a mitad de libro, me di cuenta de que lo que tenía entre manos seguía un camino muy distinto. Tengo la sensación de que fue sobre todo esto lo que me hizo tan incómoda la lectura de Historia abreviada de la literatura portátil: yo buscaba un relato y me encontré con algo más parecido a una nota a pie de página o el apéndice de algún manual de literatura. El título de la obra ya era una buena pista, soy consciente, pero cuando me obceco con una idea me cuesta mucho abandonarla.
De todas formas, también influye que sencillamente Historia abreviada de la literatura portátil no es un libro para mí: reconozco que está magníficamente escrito, pero no me gustan las historias de sectas literarias. Las veo demasiado seguras de su verdad, demasiado empeñadas en dar con una Literatura Única. Como si eso fuese posible. Esta es una idea estrictamente personal, claro. Yo no veo unidad en la literatura y tampoco querría hacerlo. En mi imaginación tiene la misma cara que el universo, y eso me relaja.

2 comentarios:

  1. Buenas noches, Ana.
    Hace tiempo Cueto me recomendó la lectura de Vila-Matas, uno de los grandes de la literatura española. Pues bien, en octubre de 2011 leí "El mal de Montano" y desde entonces tengo una opinión formada.
    Vila-Matas rompe la fórmula tradicional de la novela emparentada con la "peste" del realismo e instalada en el "asco" de contar, según sus palabras.
    Fulmina, pues, la definición tradicional de historia como conjunto de hechos que llevan de una situación inicial a otra final. En este libro los hechos se hacen, se deshacen y rehacen continuamente. Tampoco tiene el libro principio ni final. Quiere guiarnos por la senda de los buenos escritores: Kafka, Valery, Borges, Cervantes...
    Reconozco que Vila-Matas va, como todo artista que se precie, con la nariz por delante del común de los mortales, ofrece una obra en la que se pulveriza la clasificación tradicional de los géneros literarios y suprime el enfoque único de hechos y personajes: todo poliédrico, vario y plural.
    El resultado es un artefacto literario para el disfrute de un público selecto, un experimento metaliterario de consecuencias interesantes.
    Aun reconociendo lo anterior, debo decir que el libro no me gustó. Su lectura me resultó penosa.En muchas páginas me sentí náufraga sin mísera tabla a que agarrarme. No me he sentido identificada en ningún momento ni con lo que dice ni en cómo lo dice. Antonio Banderas dijo de "La piel que habito" que España necesitará cuarenta años para asimilarla; pues bien, yo neceistaré cuarenta años para empezar a rozar el mundo de Vila-Matas y me temo que no viviré para contarlo.
    No voy a proponerme más ascensiones al Everest en materia de lecturas; me conformo con una agradable excursioncita por el Naranco.
    Te espero en el "Oviedín" del alma.

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    1. Parece que le pasa lo mismo que a Haneke con sus películas: son grandes artistas pero no saben narrar. Vale. Lo que nunca entenderé es ese desprecio por el relato. Pero bueno, reconozco que soy muy visceral.

      P.D. Aún no vi La piel que habito. Un día en televisión pillé un poco y la verdad es que me quedé con ganas de más.

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