domingo, 13 de marzo de 2016

Deadpool

Esperaba pasarlo bien viendo Deadpool. Sin más. Ni siquiera me interesaba todo el concepto de "antihéroe" o lo que este personaje pudiese tener de atípico porque ya sabemos todos dónde acaban ese tipo de etiquetas. Lo que no me esperaba era que todo estuviese tan bien aprovechado. Eso me pasa por prejuiciosa. 
Estoy muy lejos de ser una experta en super héroes pero, por lo que he visto, las historias sobre el origen de estos personajes suelen seguir la misma estructura: un tipo normal, muy cerca del absoluto patetismo, un día se da de frente con algo extraordinario y se acaba convirtiendo en un héroe no tan inesperado. La transformación ocupa el centro de la historia, supongo que porque regodearse en la mediocridad del protagonista consigue que su empeño y tesón lo hagan más admirable. El problema no es la estructura en sí; a fin de cuentas, es una fórmula que sigue funcionando y que en el fondo tiene su sentido. Pero, dios mío, cómo se agradece cuando cambia. Es una de esas cosas que se necesitan desesperadamente, aunque uno nunca es consciente de ello hasta que lo tiene delante. 
El gran mérito de Deadpool no pasa por cambios sustanciales de la fórmula clásica, sino en una astuta reorganización. Salí del cine y de pronto me di cuenta de que realmente la principal línea argumental ocupa sólo un par de días, y eso no es más que la mitad de lo que cuenta la película: el resto es un gran flashback que lo explica todo pero, y aquí viene lo interesante, en lugar de plantearlo como dos medias películas distintas, ambos tiempos se van intercalando. Así consigue no perderse en planteamientos duplicados y que la película nunca pierda ritmo. Cuando te quieres dar cuenta, estás viendo pasar los títulos de crédito. Nunca olvidemos lo difícil que es eso. 

2 comentarios:

  1. Confieso que la vi dos veces, aquí en Amberes. Una mierdecilla sumamente entretenida. Me tienen esperando como agua de mayo por la segunda!!

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    1. ¡Hala! Lo bueno de estas pelis es que se ve que no tienen dobleces ¿no?

      P.D. Qué envidia me das con lo de Amberes. Aquello debe de ser precioso.

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