lunes, 28 de julio de 2014

El día de la bestia

Creo que no estaba preparada para esto. Creo que no estoy acostumbrada a estos niveles de... de... No sé, de cosas como El día de la bestia. Creo que nunca antes había visto una película tan absolutamente delirante como esta. Lo peor es que, en medio de todo ese absurdo, la idea tiene sentido: no hay forma de escapar de esta locura porque tiene sentido. En serio, lo tiene.
Está lejos de ser el tipo de película que yo suelo ver. Si me decidí fue porque se dice, según tengo entendido, que es una joyita del cine español. Además, la echaban por televisión en un canal sin anuncios; estas oportunidades hay que aprovecharlas. Y ya sabéis cómo funcionamos en este blog: la costumbre es lanzarse a una película sin saber de qué va. Es cierto que en un caso como este hay poco margen para especular pero aún así...
Desde el principio se plantea la cuestión principal: el 25 de diciembre nacerá el anticristo y la consecuencia será, al parecer, el fin del mundo. Esto es lo que sabía antes de ver El día de la bestia. Hasta ahí bien. Quién me iba a decir todo lo que habría antes de eso. No sabría haceros un resumen decente. Y tampoco lo haría si pudiese, ya lo sabéis. Creo que tiene más encanto saber menos, sobre todo en un caso como este, en el que lo mejor es ir viendo la conexión entre tanto despropósito. 
Al final del todo, El día de la bestia forma una imagen y una lógica propias. Y, como digo, a pesar de lo absurdo de cada detalle por sí solo, este particular funcionamiento hace que la lógica convencional se tambalee. Aún no sé cuándo se pasan los efectos, la verdad. 

domingo, 27 de julio de 2014

Thor. El mundo oscuro

Pues parece que Thor va madurando. Y Loki sigue siendo igual de genial, así que perfecto. 
Thor. El mundo oscuro recupera lo mejor de Thor, mejora lo que no estaba del todo claro y quizá fracasa en lo demás. Lo curioso es que el resultado no es malo. Es una película muy entretenida y hasta con algunos puntos geniales. El problema es que el auténtico interés parte sólo de uno de los bandos enfrentados en la historia. Es cierto, y esto todavía me sorprende, que al final casi no se nota porque la historia es lo bastante envolvente como para que sólo interese lo que pueda pasar a continuación.
Pero volvamos al tema que nos ocupa. Una vez más, tenemos a Thor a un lado, secundado por su grupo de héroes intrínsecamente buenos. La diferencia es que Odín baja (o cae, juzgad vosotros mismos) del pedestal en el que estaba tan cómodo, mientras que Loki resurge de sus cenizas no como un personaje más fiable, sino menos malvado; y quizá ni eso. Me interesan este tipo de cambios porque demuestran que un personaje, por muy canónico que pueda parecer, nunca deja de ser tan humano como cualquiera de nosotros. 
Es una pena que esa riqueza se reserve en este caso a unos pocos personajes, mientras que a otros no se les da la oportunidad de demostrar que podrían ser tan buenos como el protagonista (salvando las distancias, claro) y ni siquiera se nos permite intentar entenderlos: son malos porque son malos y no hay más que hablar. No sé, yo creo que se podría haber generalizado esta hondura tan potente. El resultado habría sido redondo ¿no?
Con todo, ya digo que me gustó Thor. El mundo oscuro. Comento estas cosas porque me llamaron la atención, aunque no llegaron a suponer ningún obstáculo para el disfrute de la película. Teniendo en cuenta todo lo negativo que he dicho sobre ella, hasta podría decirse que es todo un logro que el conjunto funcione así de bien.

sábado, 26 de julio de 2014

El Señor de los Anillos. La comunidad del anillo

No sé muy bien cómo podría explicaros lo que significan estas películas para mí. Tampoco sé exactamente cuántas veces las he visto después de todos estos años. Lo importante, y lo genial, es que nunca me canso. Es más, siempre encuentro detalles nuevos en los que en su momento no reparé; es un efecto como de frescura perenne que, para mí, distingue las películas que gustan sin más de las favoritas absolutas. Digo esto porque sé que no puedo ser objetiva cuando hablo de El Señor de los Anillos.
La comunidad del anillo siempre me había parecido la más floja de esta trilogía. No mala, o peor, simplemente un poco menos épica que las otras. Pero es que es completamente distinta: La comunidad del anillo nos introduce en la historia, así que lógicamente tiene ese aire de prólogo que a veces se impone a la acción más pura. 
Precisamente esto es lo que permite que nosotros también, como espectadores, vayamos entrando poco a poco en esta fantástica recreación de la Tierra Media. Tenemos la oportunidad de recrearnos con los espacios igual que lo hacen los personajes, como si todos fuésemos igual de nuevos en esto. Todavía queda algo de inocencia y de incredulidad, de belleza que contemplar antes de que las cosas se pongan realmente serias. A partir de aquí, ya no habrá un momento de descanso. 
Dicho esto, tengo demasiado recientes las películas de Marvel como para pasar por alto esto que parece una nueva tradición: ¿qué pasa con el malo de la película? En El Señor de los Anillos no cabe duda al respecto: hay un poder oscuro, con algunas ramificaciones pero siempre el mismo, que quiere extenderse. Y ya está. Por lo menos así queda en esta parte de la historia; según tengo entendido, hay mucha más información en otros libros que aún no he leído. Seguiré informando. 
De todas formas, aunque no se llegase a ahondar nunca en este tema, no lo consideraría una pega para El Señor de los Anillos. Ya dije al principio que no podía ser objetiva en este tema pero, además, creo que debemos tener muy presente lo que es el género y el contexto. En un relato de proporciones tan épicas no caben medias tintas; no podría haber sido de otra manera. Yo desde luego no le voy a pedir otra cosa a El Señor de los Anillos.

Puesto #14 de las 200 de Cinemanía.

lunes, 14 de julio de 2014

La tesis de Nancy, de Ramón J. Sender

Esta novela logra algo asombroso: crea, no ya un personaje, sino una persona. Pongámonos en situación: La tesis de Nancy es una colección de cartas que Nancy, una estudiante americana, escribe desde Sevilla a su prima Betsy. Al parecer estas cartas acaban trascendiendo el ámbito familiar y, finalmente, Sender las traduce al español por considerarlas de gran interés. 
Por supuesto, todo esto es mentira: Nancy, Betsy y todos los demás son personajes que se inventa el autor. La cuestión es, como os decía al principio, que llega un momento en que la línea que separa lo real de lo apócrifo desaparece casi por completo. 
De esta forma, dejando a un lado la diferencia entre realidad y ficción, podemos echar un vistazo a nuestra propia cultura (salvando las distancias, claro) desde un punto de vista ajeno. Es un análisis de conciencia, autodiagnóstico, o como queráis llamarlo, extremadamente interesante. A veces hasta hace reír.
Lo que pasa es que Nancy es bastante petarda. No es la primera vez que una película o una novela, como en este caso, se me hace cuesta arriba porque no me cae bien el protagonista pero La tesis de Nancy es algo diferente, por lo menos para mí, porque ella no es sólo la protagonista sino la obra al completo: ella es todo lo que vemos, todo lo que sabemos de la historia; no hay otras versiones posibles. 
Ahora mismo, con la lectura terminada, todavía se me hace un poco difícil compaginar estos dos aspectos de La tesis de Nancy. Sigo creyendo que es muy interesante como concepto y por lo que aporta. Pero es que Nancy...

viernes, 11 de julio de 2014

Iron Man 3

En las películas de super héroes, ya puede pasarse el héroe en cuestión la mitad del tiempo al borde de la muerte que nunca pasa nada. Como mucho, en alguna secuela se apoyará en una pared convenientemente ensombrecida para contar que se siente culpable o alguna cosa de esas. Queda bien; es un clásico por algo ¿no? Que sea creíble ya es un asunto distinto.
Por eso me gustó tanto el comienzo de Iron Man 3. Sin sombras sospechosas, de una forma totalmente clara y transparente, Tony Stark confiesa que ha tenido miedo, que los acontecimientos que vimos en Los vengadores le han afectado. Lo que a nosotros nos interesa más todavía es que ese miedo forma parte importante de la trama de esta película y, sobre todo, que nos permite ver por fin a un héroe plenamente humano.
La única pega que le pongo a Iron Man 3 pasa por el malo; ya sé que empieza a ser una costumbre. Creo que no os destripo nada si os digo que este nuevo villano fue en su momento un admirador de Tony Stark que, rechazado por su ídolo, cambió ligeramente de rumbo y acabó siendo lo que vemos en la película. La cuestión es que plantea un juego de oferta y demanda bestial, uno de los planes malvados más coherentes que he visto jamás. Hasta aquí bien. El problema que le veo al asunto es que a veces parece algo personal, a veces no. Realmente el punto fuerte de la idea tiene muy poco que ver con Tony. A mí me da la sensación de que las dos facetas de este nuevo personaje no están tan bien ensambladas, aunque eso no lo invalida ni a él ni a la trama. Es simplemente algo que me chirriaba un poco mientras veía la película. Lo único, a decir verdad. 

miércoles, 9 de julio de 2014

War Horse

Ser el protagonista de una película siempre es raro. Y más cuando no llegas a decir una sola palabra. Porque eres un caballo en una película no dirigida a un público infantil, no por otra cosa. 
Es que, ¿qué es ser protagonista? Ya sabemos que no tiene por qué pasar por dar nombre a la película. Tampoco debe ser por el diálogo ni por lo que uno haga. En una película como War Horse parece que se trata simple y llanamente de ser el hilo conductor de una serie de historias. 
No me voy a parar a contarlas porque se acaban convirtiendo en una serie de catastróficas desdichas. Además, ya sabéis que valoro poco este tipo de resúmenes. A mí lo que me pareció más interesante, más que esas historias, fue que el caballo, Joey, relacionaba a todas las personas que daban con él de una forma que ninguno hubiese sospechado, ni siquiera el espectador: demostraba que, a pesar de las circunstancias, podía haber puntos de acuerdo. Hay una escena genial que condensa todo esto. No os digo cuál; es mejor que os llevéis una sorpresa. 
Así que, en resumen, War Horse es una película muy guapa, muy tierna. No se regodea en las carnicerías de la guerra, por si a alguno se le resisten esas escenas. Tampoco cae en el uso absurdo de la voz en off, aunque muchas películas con protagonistas animales lo acaban haciendo. Y está bien hecha. La historia está bien contada, el ritmo es bueno... 
Debería haberme encantado, pero no ha sido así. Por supuesto ahora mismo estoy hablando de una mera cuestión de gustos, no es una pega para War Horse. Es sólo que a veces una película no te impacta tanto, sin más. Creo que este es el único residuo palpable de la conciencia de género que tuve una vez. 

martes, 8 de julio de 2014

Mi vecino Totoro

Estoy convencida de que esta habría sido una de mis películas favoritas si la hubiese visto con cinco años. Pero como de eso hace ya un tiempo, sólo me queda esta tibia ternura.
Mi vecino Totoro bien podría ser el cuento definitivo; desde luego funciona como un gran homenaje a la infancia. No es sólo que las protagonistas sean niñas pequeñas, sino que precisamente esta condición las identifica en el conjunto y les abre una puerta que lamentablemente el tiempo acabará cerrando, según se deduce.
De momento he visto muy poco de Miyazaki (sólo El viaje de Chihiro, de hecho), aunque ya es bastante para ver el inmenso peso que tienen los años de la infancia en sus historias. Lo dije hablando de El viaje de Chihiro y lo vuelvo a repetir ahora: el cuento, y en particular aquellos que nos contaban cuando éramos pequeños, es la mejor forma de narrar. Será porque conecta con lo más primitivo y natural de nosotros mismos, no lo sé. El caso es que es una sensación ligeramente distinta y desde luego más pura. Miyazaki lo plasmó con maestría en estas películas.
Con todo, lo que más me fascina de ellas es que comienzan con mucha naturalidad, mucha calma, mientras lo extraordinario se abre paso poco a poco, casi imperceptiblemente. De pronto, si te descuidas, ya no sabes dónde estás. Aunque esto ocurre tanto en Mi vecino Totoro como en El viaje de Chihiro, en la primera no hay tanta intensidad, por la razón que sea. Ya sé que las comparaciones son odiosas, pero no puedo evitarlo: mientras veía Mi vecino Totoro no me podía sacar de la cabeza El viaje de Chihiro. Las dos tienen mucho encanto y me transmiten mucha ternura, sí, pero creo que como historia está mejor construida El viaje de Chihiro: el conflicto está más definido; las bases, mejor asentadas; y los personajes, tan bien trazados que casi nos podemos anticipar a sus pensamientos.
Aunque es posible que a los cinco años no opinase lo mismo; quién sabe.

Los vengadores

Los vengadores ha supuesto para mí un punto de inflexión en este maratón veraniego. Influye que es la primera vez que aparecen todos los personajes juntos, claro, pero la mezcla va un paso más allá: recuperamos al gran villano de Thor, el humor de Iron Man, y al Capitán América en general, lo que sea que aporte. Sentido del deber, supongo, aunque ligeramente mal entendido. A mí personalmente me parece que al Capitán le falta espíritu crítico, pero como esto mismo se integra en la trama de la película, no me voy a quejar. 
Ahora en serio, me ha gustado mucho Los vengadores. No parecía posible que una mezcla así funcionase como película de acción, de comedia, o película en general, pero así ha sido. Una sorpresa muy agradable, en resumen.
Además, el grupo no ha malogrado a cada personaje por separado, no se ha perdido ningún árbol en el bosque: cada uno de ellos conserva las características que lo hacen único y, lo que es más, hasta se profundiza en ellas. De una forma más sutil y concisa, claro, porque la acción ya no gira en torno a uno solo.
Lo que pasa es que el conflicto ha acabado ligeramente difuminado. No tiene la misma potencia que en Thor, por mucho que se haga hincapié en que es un asunto más serio. En Thor las motivaciones de Loki se podían entender y rastrear, y hasta era posible llegar a empatizar con él. Creo que en Los vengadores sólo hubo un momento en que quedó clara la envergadura del asunto, un momento muy concreto que no puedo comentar por razones obvias. Se desarrolló más lentamente, en suma, pero por lo menos quedó claro que aún no lo hemos visto todo. Espero con muchas ganas el estreno de la segunda parte.

domingo, 6 de julio de 2014

Españistán, de Aleix Saló

A menudo tengo la sensación de que estoy tan acostumbrada a la novela que luego no soy capaz de leer otros géneros como hay que leerlos. 
Por eso en los cómics como Españistán echo en falta un argumento más sólido, un conflicto, unos personajes a los que pueda llegar a conocer... 
Tardo un tiempo en darme cuenta de que lo importante en Españistán, al contrario que en una novela, no es esto. ¿Son los chistes? No, tampoco es que se limite a eso. Es la crítica que empapa la obra lo que debería valorarse. A mí me parece que el humor es uno de los mejores vehículos en estos casos, y Españistán es un buen ejemplo de ello. Plasma más que dignamente la situación de la sociedad española actual y, precisamente por no hacerlo de una manera realista y convencional, consigue que su mensaje sea más transparente (la palabra de moda, por otra parte). 
Curiosamente, y en contraste con el clima general, este mensaje está muy lejos de ser optimista o divertido, si queréis. No olvidemos que no por hacer reír un asunto va a ser menos serio.

viernes, 4 de julio de 2014

Las vírgenes suicidas, de Jeffrey Eugenides

Ahora sí puedo estar segura: Las vírgenes suicidas es una de las mejores adaptaciones que he visto jamás. Ni siquiera molesta que en la portada del libro aparezca un fotograma de la película.
Las vírgenes suicidas es una novela curiosa desde el primerísimo momento, no sólo por el argumento en sí, sino por la forma en que se narra. Son un grupo de chicos (no tan jóvenes en el momento de la narración, según se deduce) los que recuerdan la historia de las hermanas Lisbon y deciden compartirla. Lo interesante es que llega un momento en que su objetivo no parece tanto el relato en sí como el mero recuerdo, como si siempre se hubiesen negado a dejarlas ir del todo. 
En cierto modo es comprensible. Como es su voz la que oímos, como lectores nos acabamos contagiando de la fascinación por las hermanas Lisbon. Estos chicos, como cualquiera al final, sólo quieren saber un poco más, aunque ya no parece posible: recuerdan y dan vueltas una y otra vez a los mismos detalles y gestos, hasta los más mínimos, porque ya no pueden hacer nada más.
Con un poco de distancia podemos entender hasta qué punto este es un esfuerzo inútil y un ejercicio incluso malsano, pero Las vírgenes suicidas te absorbe hasta tal punto que nada de eso importa: sólo existe el deseo de saber más y la imposibilidad de satisfacer esta nueva necesidad. Creo que esta circunstancia, lejos de poner en entredicho la integridad de la historia, acaba constituyendo un pilar más de la misma: si supiésemos por qué las chicas Lisbon decidieron acabar con su vida es posible que ya no tuviese sentido hablar de las "vírgenes suicidas".