domingo, 23 de marzo de 2014

Ed Wood

Fiel a mis costumbres, fue después de ver Ed Wood cuando me enteré de que el personaje que le da título, no sólo existió en la vida real, sino que aún hoy se le considera  el peor director de la historia. Sin embargo, no es la primera vez que, para bien o para mal, un biopic se hace difícil de creer. 
El problema en ese sentido no es de la película, sino mío: ya sabéis que les tengo una manía terrible a los biopics. Por eso en esta ocasión me vino tan bien estar tan mal informada. Tengo que reconocer que, de haber sabido que lo era, a lo mejor no habría visto Ed Wood
Y no es que me haya encantado precisamente. De hecho, se me hizo bastante larga y estuve a punto de cambiar de canal unas cuantas veces; no sé por qué no lo hice, la verdad. Supongo que siempre intento sacar algo bueno de todo lo que veo. Además, y esto probablemente fuese más determinante, comparto la fascinación por Orson Welles y Ciudadano Kane que aparece en alguna que otra escena.
La cuestión es, por entrar en materia, que Ed Wood no me gustó porque no hubo manera de meterse en la historia: en las dos horas que dura no surge en ningún momento un conflicto unitario, sino una serie de problemillas que se resuelven como con parches, por así decir, y que apenas dejan huella en la trama, ya de por sí casi inexistente. 
Sin embargo, todavía queda algo que me reconcome (menos mal que pude tener esta conversación antes de escribir el post). Por lo que se ve en esta película, las del Ed Wood real parecían seguir precisamente esta misma dinámica. ¿Será una cuestión de homenaje o de fidelidad? Tendría que investigar algo más sobre el tema y volver a ver Ed Wood para comprobarlo pero...

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