lunes, 31 de marzo de 2014

El sexto sentido

La cultura popular a veces puede jugarnos malas pasadas. Aprovecho ahora para avisar a cualquier inocente que haya llegado hasta aquí sin saber nada sobre El sexto sentido: corre a verla y no mires atrás, no escuches lo que otros te digan, sólo deja de leer este post y corre. Para mí ya no hay remedio.
Lo bueno es que pude fijarme en otras cosas. El sexto sentido tiene un montón de pequeños detalles que, si la cultura popular ha hecho su a-veces-sucio trabajo, no pueden pasar desapercibidos. Por suerte, aun sabiendo cómo acaba todo, es posible disfrutarlos y valorarlos por lo que son: un sutil camino de migas de pan que te llevará hasta un secreto a voces, una verdad ignorada quizás a propósito. 
Sin embargo, el final de Cole (Haley Joel Osment) no me acaba de convencer, si tengo que ser sincera. A mí eso de acabar ejerciendo de médium me suena un poco a tópico, la verdad. De todas formas, me metí lo bastante en la historia como para alegrarme por él, aunque sigo teniendo la sensación de que hay algo que falta o que sobra. A lo mejor se acusa más porque contrasta mucho con el genial final de Malcolm (Bruce Willis). Ver cómo se reconstruye todo lo andado hasta descubrir (por decir algo) que estuvo muerto todo el tiempo me pareció simplemente sobrecogedor. 
No me voy a poner tiquismiquis porque me ha gustado mucho El sexto sentido. Me parece que supera con creces el concepto de película de terror y consigue aportar algo a un género ya de por sí difícil, aunque sólo sea por lo relativo y cambiante que es el miedo en general. 

domingo, 30 de marzo de 2014

Mamma Mia!

Recuerdo que cuando era pequeña a veces me exasperaban las películas de Disney porque de pronto alguien se ponía a cantar y bailar y, mágicamente, todos los que estaban detrás resultaban saber la canción y la coreografía. Es absurdo, pensaba. A mis ojos, esos momentos hacían menos creíble la historia. ¿Frotas chatarra y sale un genio? Ningún problema. ¿Animales que hablan? Vale. ¿Un número musical improvisado? Eso no puede ser normal.
Y sin embargo eso ahora no me pasa. Afortunadamente sé de buena tinta que no soy la única. Es como si de pequeños exigiésemos un estándar de realismo que en algún momento a lo largo de estos años abandonamos por completo. Ahora esos números musicales, tan teatrales, tan honestamente falsos, me animan mucho.
Y de esos hay a montones en Mamma Mia!, a cual mejor. Es vivaz, es fresca, es exagerada y excesiva; una gozada de ver. Como historia no tiene mucha miga, todo hay que decirlo; el final, personalmente, me parece resuelto a medias y un poco a trompicones. Pero a fin de cuentas es un musical estupendo, y como tal se lo puede valorar.

sábado, 29 de marzo de 2014

OSPA. Varitas y estrellas

Para la gente como yo, que crecimos con estas historias, Varitas y estrellas ha sido una experiencia indescriptible. Así que haré lo que pueda.
Puedo deciros que se me pusieron los pelos de punta. Y que me llegaron a doler las manos. Y que hubo un momento en que todo el auditorio sucumbió a lo épico del momento y no pudo contener las ganas de aplaudir; fue espectacular.
Hay algo curioso sobre un concierto así. No es sólo la música lo que nos dan: son también las historias que las acompañaron en su momento. Por eso, a muchos se nos pasaron esas imágenes por la cabeza mientras escuchábamos la música. Sin embargo, hubo un momento, por lo menos para mí, en que esas imágenes empezaron a difuminarse. A partir de ese instante la música ocupó una posición propia, no como mero acompañamiento, sino como entidad aparte, paralela a las películas, con identidad e integridad propias: la esencia misma de más de una generación. Me di cuenta de hasta qué punto la música me ha acompañado a lo largo de todos estos años.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Her

Her es, sin lugar a dudas, mi película favorita de lo que llevamos de año. Es simplemente genial en todos los aspectos, una experiencia imprescindible. Aprovechad ahora que aún está en cartelera porque la ocasión lo merece.
Esta no es la clásica historia de amor. Ni de desamor. Ni clásica en general. Y sin embargo tiene un algo universal que la convierte en un relato completamente atemporal.
No estoy del todo segura de si todo el mundo puede identificarse con Her. A lo mejor es por lo peculiar de la historia, no lo sé, pero creo que su mayor virtud es precisamente que, dejando a un lado lo personal, nos hace capaces de conectar con los personajes, con todos, y de emocionarnos con sus historias hasta sentirlas como nuestras, por muy lejos que estén de serlo. Hacía mucho tiempo que no me pasaba algo así. Bueno, no sé si ya me había pasado antes, la verdad.
Her tiene, además, un ritmo muy orgánico. Va fluyendo con tremenda naturalidad, sin puntos excesivamente dramáticos ni pasajes planos, haciendo mella en ti, poco a poco y casi sin que te des cuenta. Al final estarás destrozado, perdido sin remedio, a la deriva. Pero no solo. Ya no.

domingo, 23 de marzo de 2014

Ed Wood

Fiel a mis costumbres, fue después de ver Ed Wood cuando me enteré de que el personaje que le da título, no sólo existió en la vida real, sino que aún hoy se le considera  el peor director de la historia. Sin embargo, no es la primera vez que, para bien o para mal, un biopic se hace difícil de creer. 
El problema en ese sentido no es de la película, sino mío: ya sabéis que les tengo una manía terrible a los biopics. Por eso en esta ocasión me vino tan bien estar tan mal informada. Tengo que reconocer que, de haber sabido que lo era, a lo mejor no habría visto Ed Wood
Y no es que me haya encantado precisamente. De hecho, se me hizo bastante larga y estuve a punto de cambiar de canal unas cuantas veces; no sé por qué no lo hice, la verdad. Supongo que siempre intento sacar algo bueno de todo lo que veo. Además, y esto probablemente fuese más determinante, comparto la fascinación por Orson Welles y Ciudadano Kane que aparece en alguna que otra escena.
La cuestión es, por entrar en materia, que Ed Wood no me gustó porque no hubo manera de meterse en la historia: en las dos horas que dura no surge en ningún momento un conflicto unitario, sino una serie de problemillas que se resuelven como con parches, por así decir, y que apenas dejan huella en la trama, ya de por sí casi inexistente. 
Sin embargo, todavía queda algo que me reconcome (menos mal que pude tener esta conversación antes de escribir el post). Por lo que se ve en esta película, las del Ed Wood real parecían seguir precisamente esta misma dinámica. ¿Será una cuestión de homenaje o de fidelidad? Tendría que investigar algo más sobre el tema y volver a ver Ed Wood para comprobarlo pero...

domingo, 16 de marzo de 2014

Match Point

La de Match Point, aunque no sea una historia extraordinaria por sí sola, sí es una historia extraordinariamente bien contada: todo encaja en la trama, hasta el más mínimo detalle; es un puzzle perfecto. Y sin embargo yo sigo tan fría como cuando la empecé. 
Si me pongo a repasar lo que he visto sólo puedo concluir que el problema realmente es mío, no de Match Point. Bueno, es una cuestión de gustos. 
No puedo negar que es una película impecable desde cualquier punto de vista. Tiene un ritmo un poco extraño en algunos momentos, pero nada imperdonable o difícil de seguir. Es sólo que, como en otras películas de Woody Allen, no era capaz de simpatizar con sus personajes así que sus historias no me llegaban a interesar. 
Eso sí, en general el final me ha encantado. Un poco predecible en algunos puntos, aunque todavía sorprendente en otros tantos. Ya os adelantaba al principio que en esta película todo encaja al milímetro, y eso se ve sobre todo en estos últimos minutos. 
Con todo, sigo en las mismas. Sí, es una película estupenda y sin fisuras pero a mí, personalmente, no me ha impactado tanto como esperaba.

Puesto #100 de las 200 de Cinemanía.

miércoles, 12 de marzo de 2014

La verdadera historia del cine (Forgotten Silver)

Casi me lo creo. De hecho, no estaría exagerando si dijese que me pasé la mitad de La verdadera historia del cine maravillada por las asombrosas aventuras de Colin McKenzie. 
Luego llegan esos pequeños detalles que te hacen replantearte lo que estás viendo. Me refiero a cosas como que, aunque la realidad supera a la ficción, nunca lo hace tanto ni de esta manera; o al increíble parecido de un personaje más que anónimo con Peter Jackson; o a que La verdadera historia del cine forma parte del ciclo de falso documental que están haciendo ahora en el Milán (Universidad de Oviedo). 
Pero, como os digo, durante estos momentos estás tan intrigado por la historia, tan involucrado en ella, que puedes olvidarte de todo y acomodar a las circunstancias la línea que separa realidad y ficción. Por lo menos espero que no me haya pasado sólo a mí. 
De todas formas, la idea de proyectos como este no es tanto crear una historia tan apasionante (aunque tanto mejor si se consigue) como un aviso poderosamente sutil: cuidado con lo que crees. En La verdadera historia del cine todo parece muy real pero eso, desgraciadamente, no siempre es una garantía.

lunes, 10 de marzo de 2014

A propósito de Henry

Esta película me recuerda mucho a una de la que hablamos el año pasado: Baby Boom. Es otra de esas que pillé muchas veces sin querer, como quien dice, pero nunca pude terminar de ver por un montón de inoportunos factores. Mientras, mi madre siempre decía: "Ay, es una película preciosa". Y claro, las expectativas van haciendo su trabajo.
Ayer por fin sucedió el milagro. Al principio estaba pegada a la televisión, inmóvil, con miedo a perderme cualquier detalle; es lo que tiene la falta de anuncios. Lo bueno de estas películas, como no tardé demasiado en averiguar, es que en general no te exigen ese extremo nivel de atención. Lo malo es precisamente lo mismo.
A propósito de Henry es una película muy tierna, es cierto, pero no da más de sí: es lo que es y punto. Ni siquiera se puede decir que sea algo inspirador porque prácticamente todo se hace esperar; no queda mucho sitio para la sorpresa. 
Mantuvo mi atención durante todo el tiempo, aun cuando ya veía venir el final, pero precisamente por saber cómo iba a acabar todo y acertar me dejó una sensación un poco extraña, como de falsedad. No sé si me explico. Es como si A propósito de Henry se pasase de bonita y acabase siendo un subproducto de lo típico. Yo a eso lo llamo "una película baratona", a falta de una expresión mejor. Pero echadle un ojo, que nada de esto quita que tenga detalles muy curiosos.

domingo, 2 de marzo de 2014

La gran estafa americana

Creo que todos esperábamos grandes cosas de La gran estafa americana. No es exactamente que esté por debajo de nuestras expectativas, sino que no las sobrepasa. Este es un curiosísimo caso de lo que ocurre con la plena satisfacción: que no satisface.
La gran estafa americana parece una de esas películas que te dejarán unos minutos de más en el asiento, con los ojos abiertos, intentando procesar lo que has visto mientras la luz vuelve poco a poco a la sala. Pero lo que haces al final es recoger tus cosas y marcharte lo más rápido que puedas para evitar las aglomeraciones. 
No es que La gran estafa americana decepcione: es que no emociona. Se queda en un término medio que, no nos engañemos, muchas veces es peor que el extremo más bajo. Vuelvo a repetir que no es una mala película. Su único problema es que no aporta nada relevante a una fórmula más que explotada en Estados Unidos. 
Tengo que decir, eso sí, que algunos de los personajes me parecieron muy interesantes. La pareja protagonista no se limita al típico modelo del que quiere medrar a toda costa. Son humanos: tienen sus lagunas, sus anhelos más allá del dinero, sus defectos y sus virtudes. Es cierto que apenas llegan a desarrollarse (es una pena) pero es un detalle que vale la pena tener en cuenta. Otra cosa es que no lo hayan aprovechado tanto como se habría podido.