Me gusta pararme de vez en cuando a mirar lo que está ocurriendo a mi alrededor; creo que es uno de los pocos momentos en los que se puede tener perspectiva y formar una idea clara de cómo están las cosas. Claro que también ayudan películas tan acertadas como La sonrisa de Mona Lisa.
Para que os hagáis una idea, la historia tiene lugar en la Nueva Inglaterra de los años cincuenta, un tiempo en el que las mujeres nacían y crecían para convertirse en esposas y madres; ¿para qué más? Eso sí, ya entonces existía un cierto decoro: había que cambiar un poco de imagen para que el atraso pareciese menos escandaloso.
Es más o menos lo mismo que lo que se nos presenta ahora. A ver, no me entendáis mal: no creo que ser ama de casa sea menos digno que trabajar fuera; es una cuestión de opciones. Lo que me molesta es que se nieguen esas opciones y se intente imponer un único camino.
La sonrisa de Mona Lisa es el más perfecto retrato de las dos caras de esta moneda. Es una mirada no siempre amable aunque sí certera y, sobre todo, fiel al tiempo que recrea, igual que sus personajes. Puedo no estar de acuerdo con algunos de ellos pero eso no impide que llegue a entenderlos y hasta a cogerles cariño. Cada vez que veo esta película intento llevar un poco de eso a mi vida. Y progreso.
Vaya que si progresas, cáspita.
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias, usuario anónimo!
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