Había oído hablar mucho de esta película (y también había escuchado Mrs Robinson, de Simon & Garfunkel) pero nunca tuve muy claro de qué iba hasta que me decidí a verla.
De entrada no parece una historia muy complicada: el protagonista es un joven recién licenciado que se encuentra de nuevo en la casa familiar, sin nada que hacer y convertido en el foco de las atenciones de una amiga de sus padres.
Lo más interesante de todo es que nunca llega a ser nada tórrido y, además, no centra la atención en la aventura entre ambos. Porque El graduado acaba siendo un relato sobre el fin de la juventud, el siempre difícil comienzo de la edad adulta.
Podemos ver cómo Benjamin, un notable Dustin Hoffman, no acaba de hacerse a su nueva situación y cómo se mezclan sus costumbres y maneras de niño con su recién adquirido rol de adulto. Pero Benjamin no es un adulto todavía ni pretende ser Peter Pan: sólo es un niño perdido.
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