Una vez oí, no recuerdo cuándo ni dónde ni quién lo dijo, que cuando uno lee teatro se convierte, irremediablemente, en director: tiene que disponer en su cabeza todos los elementos de la obra, de los que el autor va dando cuenta.
Claro que no todos los autores son iguales. Pocos son más claros y agradecidos que Samuel Beckett, por ejemplo. Esperando a Godot es lo único que he leído de este autor pero no creo que tarde en explorarlo más a fondo.
De todas formas, me lo tomo con calma. Esperando a Godot es una obra compleja, que hace necesarias varias lecturas. Lo más gracioso, por así decir, es que no se detiene en grandes y profundas reflexiones: es teatro en el sentido más estricto. Es dinámico, es potente, es absurdo y, sobre todo, es real.
En Esperando a Godot te encuentras tú mismo esperando por una revelación que finalmente llega como un relámpago y te deja más a oscuras que al principio. Brainstorming literal.
Claro que no todos los autores son iguales. Pocos son más claros y agradecidos que Samuel Beckett, por ejemplo. Esperando a Godot es lo único que he leído de este autor pero no creo que tarde en explorarlo más a fondo.
De todas formas, me lo tomo con calma. Esperando a Godot es una obra compleja, que hace necesarias varias lecturas. Lo más gracioso, por así decir, es que no se detiene en grandes y profundas reflexiones: es teatro en el sentido más estricto. Es dinámico, es potente, es absurdo y, sobre todo, es real.
En Esperando a Godot te encuentras tú mismo esperando por una revelación que finalmente llega como un relámpago y te deja más a oscuras que al principio. Brainstorming literal.
Esta obra marcó mi final de 2.º de Bachillerato.
ResponderEliminarComo para no.
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