No puedo evitar sonreír cuando pienso en Begin Again. Bien podría dejar el comentario aquí, pero no es plan.
Llevo un rato preguntándome por qué me gustó esta película. Creo que fue su honestidad lo que me cautivó. Aunque me encantaría no perder el tiempo explicando el argumento de Begin Again, llegados a este punto es inevitable un pequeño repaso. En pocas palabras, esta película une a un productor musical en horas bajas y a una artista que no sabe que lo es o que no quiere serlo o, más exactamente, que no quiere transigir en ciertos aspectos. Muy por amor al arte todo.
Releo este resumen y encaja poco con lo que he visto. Por esto nunca hago sinopsis: nunca le hace justicia al conjunto. Si no lo borro es porque ese amor al arte aparece en la forma misma de hacer la película. Begin Again es una cinta sin grandes pretensiones pero se nota el mimo y el cariño con que se ha hecho. Abandona cualquier intento de grandilocuencia y se centra en lo más importante: la música, la historia. Recuerda a la magia de la música en directo.
Quizá lo mejor que pueda hacer sea incluir un fragmento de la banda sonora. Recuerdo que fue como recomendé esta película a una amiga. Le dije, y tengo que repetirlo ahora, que este es un buen ejemplo del tono de Begin Again: cuidado, ingenioso, entusiasta.
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