domingo, 12 de octubre de 2014

Eduardo Manostijeras

"Todos los monstruos son humanos". No sé dónde lo oí ni cuándo, pero cada día estoy más convencida de que es cierto. 
Aunque esta es una verdad muy presente en Eduardo Manostijeras, no es lo que más me llamó la atención mientras la veía. Debe de ser porque fue El hombre elefante la película que me grabó a fuego esa idea. 
Lo que hace a Eduardo Manostijeras tan especial es la naturalidad con que se presenta el tema. Es una forma de tratar lo extraordinario que no me esperaba, si he de ser sincera. En fin, Edward tiene un aspecto tan particular que no esperas que reciba una bienvenida tan afectuosa. Y sin embargo sus vecinos lo acogen con cariño, lo celebran, lo cuidan. Pero se vuelven codiciosos y ahí es donde empiezan los problemas.
Reconozco que, aunque debí habérmelo imaginado, para mí fue un poco descorazonador ver el proceso. Caí en la trampa que la película tendía con ese comienzo tan amable y me perdí. Todas las señales estaban ahí pero no las vi hasta que fue tarde. Es un despiste perfecto.
En fin, Eduardo Manostijeras me ha cautivado. Me encanta la forma en que se combinan lo grotesco y lo pastel, y cómo todo se agita y gira dramáticamente. Y eso que no me entusiasma Tim Burton; su sello se me hace tan reconocible que me cansa. Con todo, creo que hizo un trabajo extraordinario con esta película.

Puesto #69 de las 200 de Cinemanía.

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