Esta película es perfecta. Sin más.
En general me impresionan mucho las historias bien contadas (no son tan habituales como cabría esperar), pero cuando además una película consigue experimentar de esta manera y mantener la atención a lo largo de dos horas pierdo la cabeza.
Ya me habían dicho que Memento cuenta una historia al revés. Lo que no sabía, en serio, es que tenía que tomármelo en sentido literal. Y claro, empieza Memento y ya te llevas la primera en la frente: la imagen de un asesinato, clara, obvia, real, desapareciendo lentamente ante tus ojos. De pronto un movimiento extraño. "Ah vale, lo está soñando", pensé. Luego me acordé de lo que me habían dicho y empecé a pensar con más claridad, lo prometo. Este primer momento de confusión determina la dinámica de la película; a partir de aquí es más fácil desentrañar su funcionamiento. Sólo hay que estar un poco atento.
Me encantó que, a pesar de tanto experimento en lo narrativo, Memento se mantuviese canónica en la base de la historia. Al fin y al cabo, no deja de ser una historia de detectives ¿no? Salvando las distancias, claro. Por lo menos sí permite que el espectador indague por su cuenta y aún así se sorprenda al final. Aunque curiosamente llega a la misma conclusión que el protagonista y, además, los primeros minutos de la película adelantan este final tan arrollador. Tengo que morderme la lengua para no contaros más.
Puesto #66 de las 200 de Cinemanía.