No sé si llegará el día en que por fin supere el trauma que me ha supuesto esta película. No entraré en detalles por lo mismo de siempre, pero tengo la sensación de que cualquier cosa que diga podrá suponer un spoiler. Lo siento, pero es que lo de El soldado de invierno es muy fuerte.
Esta segunda parte tiene todo lo que echaba de menos en Capitán América. Recuerdo que el propio Capitán me sacaba de quicio, con esa mentalidad tan de soldado y esa falta total de pensamiento crítico que se podía ver también en Los vengadores. Lo bueno de El soldado de invierno es que se retrata a Steve Rogers, no como un símbolo de la patria y la guerra (tan irónicamente unidas), sino como un soldado fuera del campo de batalla. Ni siquiera se puede decir que esté de vuelta en casa porque apenas puede reconocer el mundo que lo rodea. A lo mejor sólo estaba intentando recomponer los pedazos de la vida que recordaba. A lo mejor por eso estaba tan metido en S.H.I.E.L.D. Es posible que haya sido muy injusta con el Capitán.
Pero S.H.I.E.L.D... Esa es otra. A su sombra crece la trama más brillante que he visto en todas estas películas. Si desde el principio lo mejor de la saga era detenerse a contemplar quién y cómo era el villano, en El soldado de invierno no hace falta desviar mucho la vista para contemplarlo. Tira del hilo que ya despuntaba en Capitán América y lo convierte en un tapiz rico y de tinte añejo, en uno de esos giros que son inesperados porque no quisiste contemplar esa posibilidad en su momento.
¿Qué va a pasar a partir de ahora? Es lo único que puedo preguntarme; acabo de darme cuenta de que la próxima película no se estrenará hasta dentro de seis meses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario