viernes, 5 de septiembre de 2014

Chicago

Aún no me explico cómo es posible que esta película pase tan desapercibida. No es que no tuviese éxito en su momento: no sólo era popular, también consiguió unos cuantos premios. Sin embargo, lo que la gente recuerda más de estos primeros años 2000 es Moulin Rouge. Será una película muy cuca y todo lo que queráis, pero no pasa de ahí. Es puro espectáculo, una fachada con poco fondo. Nada que ver con Chicago
Hace ya unos cuantos años que la vi por primera vez. Y segunda, tercera y seguramente unas cuantas más. Lo malo de esto es que el reencuentro suele ser menos espectacular de lo esperado. En ese sentido Chicago se queda en un punto intermedio: no me ha decepcionado (ni mucho menos) pero tampoco he sacado nada nuevo de ella, ahora que lo pienso. Al fin y al cabo, han pasado muchos años. Yo noto que he cambiado en ese tiempo, ¿cómo es posible que una película signifique lo mismo ahora que entonces? Vaya misterios de pronto. 
En fin, dejemos eso a un lado de momento. Lo que siempre me encantó de Chicago (y para mí la sitúa a años luz de Moulin Rouge) es la inmensa carga crítica que tiene: pone encima de la mesa un sistema que no funciona más que como circo. Es muy cínico, poco discreto, pero genial y hasta divertido. Qué mejor ejemplo que este:

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