Con esta oleada de segundas partes, a muchos cines se les ha ocurrido reponer primeras entregas a precio reducido y preestrenar las segundas, todo casi seguido; un maratón en condiciones, vaya. Hay que aprovechar.
La verdad es que Primera generación me gustó más la primera vez que la vi. Entonces me sorprendió mucho. Respondía a todas las preguntas que alguna vez me había hecho, y resolvía cualquier laguna de una manera impecable.
No es que todo eso haya desaparecido en esta ocasión. Sigue pareciéndome una buena película, bien planteada y bien desarrollada. Es sólo que, desaparecida la novedad, pierde un poco. Sólo un poco, no nos volvamos locos.
Si tengo que ser sincera, no sé hasta qué punto había necesidad de una segunda parte: Primera generación ya enlazaba muy bien con la trilogía original (en los puntos en que tenía que hacerlo, por supuesto). Aunque, la verdad sea dicha, también era mejor que aquellas películas. Por lo menos a mí me dio esa sensación. Primera generación todavía tiene esa especie de hieratismo de las originales, pero lo acaba superando y profundiza en el que para mí es uno de los mejores temas de X-Men: la relación entre el Profesor Xavier y Magneto y, por extensión, ese tratamiento tan interesante de lo que es el bien y el mal.
Lo que yo me planteaba cuando supe de Días del futuro pasado es que la idea era explotar aquella historia tan buena y que tan bien funcionó. Un tema de números, vaya, más que interés por el relato. A lo mejor esto sale en los cómics y estoy metiendo la pata a más no poder. Soy consciente de que existe esa posibilidad. Por eso quiero aclarar que las películas son la única información que manejo sobre este tema. Tenedlo en cuenta, por favor.
El caso es que, vista esta segunda parte, me veo obligada a entender aquella trilogía original y estas nuevas películas como historias casi independientes. Mi dilema en ese sentido parece resuelto, así que ni tan mal. Lo que ahora me parece más curioso es que Primera generación y Días del futuro pasado tienen menos relación de la que esperaba en principio. No voy a decir que se puede ver la segunda sin la primera, pero casi. De todas formas, y hasta donde yo sé, es así como suele funcionar esta serie.
A mí esta continuidad tan particular, casi ausente, me incomoda un poco, a falta de una palabra mejor, pero no implica que mi impresión global sobre Días del futuro pasado sea negativa, ni mucho menos. Tenía un poco de miedo por aquello de "Segundas partes nunca fueron buenas" pero, la verdad, ahora mismo no sabría decidirme por una película u otra. Es que son completamente diferentes, cada una con sus propios puntos fuertes.
Creo que lo único que puedo decir en ese sentido es que me entretuvo, me emocionó a su manera, y a veces hasta me hizo reír. Con todo, creo que la mayor sorpresa de Días del futuro pasado es que tiene una integridad lo bastante firme como para no depender de ninguna otra película, ni de su predecesora ni de la trilogía original, sin perder por ello el rumbo ya fijado. Aporta algo propio y más que digno.
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