Como segunda parte, esta es una película un poco extraña. La continuidad respecto a la primera es estupenda, muy sutil y correcta. Hombre, influye que la tengo muy reciente, todo hay que decirlo. Lo que me sorprende es que, manejando tan bien esta transición, Iron Man 2 caiga en aquello de "segundas partes nunca fueron buenas".
En Iron Man 2 intentaron que se pudiese saborear el progreso. Aquí podemos ver a un Tony Stark más humano, más vulnerable. Se profundiza en el carácter del personaje, que por una vez se muestra dispuesto a aceptar ayuda. Pero no hasta el último momento, claro, porque si no acabamos con cualquier dramatismo.
Con todo, donde más se nota el trabajo es en lo que tiene que ver con la tecnología. Me gusta que no diesen el trabajo por concluido y que además lo integrasen como un pilar de la trama. Al fin y al cabo, si la tecnología está siempre avanzando, lo más lógico es que en la película ocurra lo mismo ¿no?
Lo que pasa es que acabaron descuidando al malo de esta nueva película. Si en la anterior habían conseguido salirse un poco de lo más típico, en esta ya no: se nos junta un rival empresarial con un ruso vengativo, hijo de un enemigo del padre del protagonista. Vale, no está mal, no es que no cuadre; no está forzado. El problema es que está muy visto, tanto que ni siquiera se esfuerza nadie por ahondar en la cuestión: ya no es necesario hacerlo.
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