miércoles, 24 de octubre de 2012

La soledad del corredor de fondo

Este mes de octubre se organizaban en el Teatro Filarmónica de Oviedo unas jornadas de "cine con conciencia social". Todos los martes del mes se proyectaba de forma gratuita una película que respondiese a este esquema. Ayer tocaba La soledad del corredor de fondo y todavía queda una última película para el martes que viene, Interferències.
Lo bueno de este tipo de eventos (aparte del precio) es la presentación previa. Ayer corrió a cargo de Juan Pastor, profesor de Psicología Social de la Universidad de Oviedo. El suyo fue, francamente, un discurso muy inspirador, perfecto para la película y el momento; hacía muy fácil prepararse para lo que íbamos a ver a continuación. Creo sinceramente que no habría podido estar tan atenta a la película, a su significado, sin la intervención de Juan Pastor. 

La soledad del corredor de fondo puede parecer a primera vista una película bastante simple, aunque su desarrollo no es ni mucho menos lineal: la mitad de la historia se nos da a conocer por medio de flashbacks. No sigue el modelo tan enrevesado de Juan Marsé, pero puede llegar a parecerse.
Este corredor de fondo es un chico problemático, hijo de obrero, ratero por aburrimiento. Es un chico listo, lo vamos viendo a lo largo de la película, pero no siempre eso es suficiente. Se descubre su intervención en un sustancioso robo y es enviado a un correccional. En este punto  fue muy importante el repaso histórico que inauguró la jornada. Algunos de los que estábamos en la sala (muy pocos, la verdad) conocíamos los sesenta sólo de oídas; vamos, nada. A mí personalmente me vino muy bien que antes de la proyección se recordasen sucesos importantes de la década, así como un esbozo de la ideología general.
El caso es que el protagonista se ve de pronto con una prometedora carrera de atletismo delante de sus narices. La cuestión es: ¿aprovechará la oportunidad que se le presenta?

2 comentarios:

  1. A mí me gustó mucho la crítica a la obsesión por el dinero, por la competitividad, por el ganar, que se empezó a gestar en los sesenta, y bajo las que seguimos viviendo.

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