lunes, 6 de junio de 2016

Unbreakable Kimmy Schmidt (T2)

Pues... Así de rápido se ve Unbreakable Kimmy Schmidt. Hace muy poco os hablaba de la primera temporada y, por mucho que el ritmo de posts últimamente no se corresponda con la realidad, sí es cierto que terminé esta segunda temporada casi sin darme cuenta. 
Ahora por fin cobran auténtica importancia todos esos detalles que parecían bromas sin sentido. Es lo que más estoy disfrutando de la serie. Me ha gustado mucho ver esta evolución, de anécdota tonta a pilar argumental. El miedo de Kimmy al velcro es el mejor ejemplo que se me ocurre; atentos a eso. 
Aunque sé que me repito, no puedo dejar de decir que Unbreakable Kimmy Schmidt nunca pierde el gusto de comedia. Por eso me sorprendió tanto que ahondase de una manera tan madura en los conflictos más íntimos de los personajes. Por supuesto, la que más desarrollo tiene en ese sentido es Kimmy pero nunca eclipsa del todo a los demás. Creo que esta temporada reparte muy bien la atención entre todos sus protagonistas. 
Dicho esto, sí hay que centrarse en Kimmy. En ella y en lo que representa. Siempre me pareció muy curiosa la forma en que la lanzaron al mundo después del búnquer: no tenía más herramientas que las de una niña de quince años, y sin embargo se esperaba de ella que se comportase como una adulta. En ese sentido, Kimmy es como esta serie: aúna dos dimensiones que en principio parecían irreconciliables, y donde más brilla es en la zona en sombras que las une. Le tuve cariño desde el principio, pero creo que es ahora cuando realmente la estoy valorando como se merece. Ayuda mucho el gran reencuentro del final de la temporada (aunque eso no os lo puedo contar, claro).

No hay comentarios:

Publicar un comentario