miércoles, 29 de junio de 2016

The First Fifteen Lives of Harry August, de Claire North

Mira que intento recomendar este libro eh; mira que tuve oportunidades. La última, de hecho, hace un par de días nada más. Lo bueno es que para entonces ya era muy consciente de mi fracaso y acabé reconociendo: "Te lo estoy contando fatal; indaga por tu cuenta, que el libro merece toda la pena del mundo". Creo que eso es lo único que puedo repetir: The First Fifteen Lives of Harry August merece toda la pena del mundo. No deja de ser curioso lo entusiasmada que sigo con este libro cuando lo empecé sin esperar gran cosa. A lo mejor eso influyó un poco, claro, pero eso no quita que sea un novelón por derecho propio. 
A los que me dejaron les estuve repitiendo lo mismo que había oído yo sobre The First Fifteen Lives of Harry August al principio: que si reencarnaciones, el mundo que se acaba... Es ahora, después de tantos intentos fallidos, cuando me doy cuenta de que eso no es lo más importante de la novela: lo que brilla es cómo está contada la historia. Es que es tan natural... Llegó un punto en que no me sorprendía realmente lo que pasaba, por fantástico que fuese, porque estaba todo tan bien cimentado y desarrollado que parecía lo más lógico. Claro, influye que la perspectiva desde la que se narra es la del protagonista, y para él esta historia no deja de ser una anécdota. 
Tengo que reconocer que hubo momentos en que eso mismo se me hizo un poco cuesta arriba. Sentía que no era capaz de conectar con la historia, de preocuparme por lo que le pudiese ocurrir al personaje. Pero es que, en el fondo, a él también le trae sin cuidado. Creo que esa es la gracia de esta novela: consigue acercar al lector a ese punto de indiferencia al que te lleva no tener principio ni final.
Supongo que esto mismo, aunque a mí me fascinó, puede echar para atrás a otras personas. Pero todo es probar ¿no? Independientemente de estos dilemas, Claire North es una escritora estupenda; es imposible acercarse a un libro suyo y no sacar nada en claro.
The First Fifteen Lives of Harry August está traducido, por cierto; aquí os dejo la portada española.
¡Ah! Se me olvidaba: Claire North estará firmando en el Celsius 232, que se celebra en Avilés del 20 al 23 de julio. Aún no se ha publicado el programa por días; estad atentos.

miércoles, 15 de junio de 2016

Master of None (T1)


Amigo de la vida real, si estás leyendo esto, por favor, no me pidas que te explique de qué va Master of None. No es necesario que pasemos por eso: yo tartamudearé, diré algo muy raro que no le hará justicia a la serie, tú sonreirás y asentirás porque para eso están los amigos, y una serie estupenda desaparecerá de nuestras conversaciones futuras. Amigo de la vida real: no nos hagas eso. 
Por más vueltas que le doy, no consigo encontrar una manera mínimamente decente de explicar Master of None. Supongo que la novedad de esta serie no es tanto la historia en sí como la forma de contarla y, sobre todo, el ángulo desde el que se cuenta. Algo así sólo lo podía hacer Aziz Ansari. 
Yo recomendaría dejar este post aquí mismo y ponerse directamente con el primer capítulo de Master of None. Ahora, si de verdad te hace mucha falta saber algo más, te tendré que decir que el protagonista es un actor de anuncios de televisión que intenta meterse en el mundo del cine, o quizás en alguna serie. Pero sin presiones: Dev nunca deja de tener tiempo para sus amigos, salir con chicas... Lo normal. Me dirás que esto ya lo has visto, y más de una vez, además. Por eso te decía que pasaras del post y fueras al capítulo. Aquí te estás perdiendo lo genuino y lo humano que distingue Master of None de todas las sitcom que he visto: no hay artificio en esta historia; es un diálogo de tú a tú sobre todas las preguntas que te hacías, aun sin saberlo. 
Habrá segunda temporada en 2017. Espero que me dé tiempo a recomponer mi pobre corazón antes de que se estrene.

lunes, 6 de junio de 2016

Unbreakable Kimmy Schmidt (T2)

Pues... Así de rápido se ve Unbreakable Kimmy Schmidt. Hace muy poco os hablaba de la primera temporada y, por mucho que el ritmo de posts últimamente no se corresponda con la realidad, sí es cierto que terminé esta segunda temporada casi sin darme cuenta. 
Ahora por fin cobran auténtica importancia todos esos detalles que parecían bromas sin sentido. Es lo que más estoy disfrutando de la serie. Me ha gustado mucho ver esta evolución, de anécdota tonta a pilar argumental. El miedo de Kimmy al velcro es el mejor ejemplo que se me ocurre; atentos a eso. 
Aunque sé que me repito, no puedo dejar de decir que Unbreakable Kimmy Schmidt nunca pierde el gusto de comedia. Por eso me sorprendió tanto que ahondase de una manera tan madura en los conflictos más íntimos de los personajes. Por supuesto, la que más desarrollo tiene en ese sentido es Kimmy pero nunca eclipsa del todo a los demás. Creo que esta temporada reparte muy bien la atención entre todos sus protagonistas. 
Dicho esto, sí hay que centrarse en Kimmy. En ella y en lo que representa. Siempre me pareció muy curiosa la forma en que la lanzaron al mundo después del búnquer: no tenía más herramientas que las de una niña de quince años, y sin embargo se esperaba de ella que se comportase como una adulta. En ese sentido, Kimmy es como esta serie: aúna dos dimensiones que en principio parecían irreconciliables, y donde más brilla es en la zona en sombras que las une. Le tuve cariño desde el principio, pero creo que es ahora cuando realmente la estoy valorando como se merece. Ayuda mucho el gran reencuentro del final de la temporada (aunque eso no os lo puedo contar, claro).

domingo, 5 de junio de 2016

Station Eleven, de Emily St. John Mandel

Muy pocas veces me he involucrado tanto en una historia. 
Creo que me pasé todo el tiempo que leía Station Eleven absolutamente insoportable, tirando de la manga del primer incauto que me preguntaba "qué tal" (no el libro, qué tal en general, pero a mí me daba igual). Por suerte me rodeo de gente tan educada que me dejaban hablar y hasta se interesaban un poquito. Es una pena que no sepa hacer sinopsis. Les decía que Station Eleven trata sobre "una compañía de teatro que va representando Shakespeare por un mundo post apocalíptico". Y es cierto, es de lo que trata la novela, pero se deja tanto fuera... 
Lo que me enamoró de Station Eleven fue su humanidad. Aunque esa especie de apocalipsis está muy presente en la novela, nunca se impone a lo estrictamente personal; muestra la cara más íntima del fin del mundo. Además, como la catástrofe está muy cerca del tiempo de la narración, es muy fácil ponerse en la piel de los personajes, sobre todo porque muchos recuerdan todavía cómo eran las cosas que nosotros conocemos. Comparan con lo que tienen delante, pero no se regodean en el horror que viven, sino en lo mágico que era viajar. O usar un teléfono. O el wifi. Emily St. John Mandel consiguió por momentos que la vida diaria me pareciese literatura fantástica. 

Os dejo una imagen de la portada española, por si acaso, y una presentación en vídeo de la propia autora cuando la novela se tradujo al español. Por supuesto ella define Station Eleven mejor que nadie. Es un vídeo muy cortín, merece toda la pena que lo veáis entero. 

sábado, 4 de junio de 2016

La vida secreta de Walter Mitty

La vida secreta de Walter Mitty no es una historia de aventuras extraordinarias; conviene tener eso claro antes de meterse en esta película. 
Llevo un tiempo dándole vueltas a una cosa. Hablaba el otro día con un compañero de una novela que me había impactado muchísimo (espero poder dedicarle un post pronto), pero enseguida dije que el final no me había sorprendido. El caso es que para mí eso no era malo; sólo me pilló desprevenida el hecho de que no me importase nada. Lo que valoré en ese libro, y también en La vida secreta de Walter Mitty, es algo distinto. 
Si me tengo que guiar por estas experiencias, sólo puedo pensar que cuando una historia se centra tanto en lo personal la intriga se acaba perdiendo. En el fondo tiene sentido ¿no? Al fin y al cabo, conocer tanto a una persona supone poder anticiparse a sus reacciones. 
Da la sensación de que La vida secreta de Walter Mitty me dejó muy tibia, y la verdad es que el recuerdo que tengo de ella es muy dulce. No esperaba gran cosa de ella cuando me puse a verla y me acabé llevando una gratísima sorpresa. Es una película muy bien hecha, con mucho mimo en todos los detalles (atentos al color y la banda sonora). Lo que más agradecí, personalmente, fue ver un personaje tan de carne y hueso: podría haber sido un hombre terriblemente amargado o uno de esos optimistas insoportables, pero no tomó ninguno de esos caminos. 
Parece que La vida secreta de Walter Mitty optó en general por mantenerse en un término medio; quizá por eso no me sale ponerme más visceral. Se impone la modestia de esta película: cumple todo lo que prometía, pero, para empezar, sus promesas nunca fueron demasiado ambiciosas.