sábado, 29 de noviembre de 2014

El Señor de los Anillos. El retorno del rey


A mí que no me digan que esto son sólo tres películas de viaje hacia un volcán. 
Que El retorno del rey es, de lejos, la película más épica de toda la saga es una verdad universal. No hay discusión posible a ese respecto. 
Lo que me he encontrado en esta ocasión es que, a pesar de las grandiosas batallas y los finales exultantes, El retorno del rey no se despega de un absoluto horror. En este momento llegamos al culmen de la tensión, a todos los niveles: las fuerzas a las que se enfrentan los protagonistas avanzan desde todos los flancos, arrinconando cualquier esperanza posible. No todo el mundo puede afrontar una situación así con la misma entereza. 
Creo que esta es la primera vez que veo con claridad hasta qué punto está trabajada esta parte de la trama. Hay reyes nobles, por supuesto, pero también otros tantos personajes menos honorables. Pienso en Denethor, por ejemplo, que ofrece desde el principio una imagen bastante lamentable: es el miedo y la locura llevados al extremo, a la inmovilidad, al desastre y la decadencia irreversible. 
El retorno del rey reúne, en fin, todo lo que ya podíamos ir suponiendo a lo largo de La comunidad del anillo y Las dos torres, todos aquellos claroscuros en su máximo esplendor, que no pueden conducir sino a una nueva era.
Os dejo con una de mis escenas favoritas de esta película que, además, resume bastante bien lo que hemos comentado.

 

Puesto #4 de las 200 de Cinemanía.

martes, 25 de noviembre de 2014

Interstellar

Estas cosas hay que pensárselas con un poco de calma.
Sigue gustándome mucho eso de meterme en una película sin saber de qué va. Me diréis que a lo mejor Interstellar no deja mucho espacio para la duda pero, amigos, lo que tiene Nolan es que hace lo que le da la gana. Y encima lo hace bien, que es lo mejor. En fin, que uno puede entrar en Interstellar esperando encontrarse una peli de naves espaciales y salir trastocado del todo. 
Quizá el que todavía no haya visto Interstellar quiera replantearse leer un post sobre ella. Aún estás a tiempo: puedes cerrar esta ventana ahora y buscar la cartelera del cine más cercano. No es que vaya a poner spoilers, pero sí que seguramente le quitaré algo de encanto. El que avisa no es traidor.
Recuerdo que al salir de la sala, terminada la película, por un segundo tuve la ligera sensación de no saber dónde estaba ni en qué momento. Fue un debate muy intenso, por cierto. Sin embargo, lo más importante es que la respuesta no tiene importancia y, además, no es una cuestión que surja sólo al final de la película: la indeterminación se apodera de Interstellar desde el primer minuto. No es una historia que llegue a resultar ajena, porque no lo es; sí es, en cambio, lo bastante familiar como para que la más mínima desviación nos dé escalofríos por lo probable, lo lógico, lo coherente. De Interstellar me quedo con eso: que podría pasar.
Las cosas raras llegan un poco más tarde. Y las incongruencias también, aunque mucho más tarde. Y con ellas, mi dilema. A ver, a mí me gustó mucho Interstellar. Me cautivó desde el principio y no se me llegó a hacer pesada en ningún momento. Busqué los fallos de los que me habían hablado y aún así caí en la trampa. Es más, ahora mismo, después de haber visto la película, después de haber reflexionado sobre ella, sigo tan metida en la red como antes. Sé que no es una película perfecta, sé que no es lo mejor de Nolan. Pero quiero verla otra vez. Además, creo que necesito verla otra vez. 

domingo, 16 de noviembre de 2014

Spider-Man

Sí, la de Tobey Maguire. Sí, a estas alturas. Yo a mi ritmo.
Será por el maratón veraniego que ahora soy más receptiva con este tipo de películas. También es verdad que Spider-Man va un poco aparte porque a estas alturas todos conocemos más o menos la historia; es una de esas películas que la cultura popular se encarga de estropear. 
Por suerte siempre quedan cosas fuera o, lo que es todavía más frecuente, se tergiversan algunos elementos o se obvian convenientemente.  De esta forma, aunque en Spider-Man ya quedaba poco sitio para lo desconocido, la sorpresa no desapareció del todo. 
Como con las otras películas de Marvel, lo que más me llamó la atención fue el villano. Sí, es un científico al que el experimento le sale mal, hasta ahí nada nuevo. A continuación vendrán spoilers, así que el que lo necesite debería dejar de leer ahora mismo. 
Me pasé la mitad de la película preguntándome quién era en realidad el Duende Verde. ¿Es el resultado del experimento o ya estaba en alguna parte del señor Osborn? ¿Quién se aprovechó de quién? ¿Cómo es posible que un antagonista tan claro sea, sin embargo, uno de los mejores padres de estas películas (a pesar de que lo demuestre pronto y mal, todo sea dicho)? No me encuentro con estas cuestiones tan a menudo; la verdad es que me encantó, aunque aún no tenga respuesta para ninguna.
Spider-Man, por otra parte, parece menos aprovechado como personaje. Creo que podría haberse hecho mucho a propósito del sentimiento de culpa y de esa súbita responsabilidad, pero en lugar de eso apenas se supera lo del adolescente con poderes. También es cierto que de otra forma la historia no habría salido adelante.
El final me gustó más. No es que sea perfecto; quizá es demasiado precipitado y abrupto, pero por lo menos a mí me pareció adecuado, por decirlo en una sola palabra. Lo encontré extremadamente coherente. Ahora a ver qué pasa en las siguientes. Sí, de esas sé todavía menos.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Lilo & Stitch

Esta era una de mis películas favoritas cuando era pequeña, así que siempre que la ponen en televisión acabó viéndola. Y tan contenta, oye.
Lo que pasa es que hay algo a lo que no dejo de darle vueltas. No puedo saber por qué me impactó tanto en su momento porque no recuerdo qué entendía y qué no. 
Sé que, como en todas las películas para niños, siempre hay detalles dirigidos a los adultos y que muchas veces son lo que le dan una profundidad de otro tipo a la historia. Pero, ¿en qué queda la historia sin esos detalles? No es menos intensa ni menos personal, eso desde luego, aun cuando se te escapen muchos. Supongo que eso es gracias a que entonces te acercas más a la mirada de Lilo. 
Afortunadamente, hay algunas películas que pueden resistir así de bien el paso del tiempo: aún son capaces de acceder a ese rinconcito de ti, como las primeras veces, aunque ya estés muy lejos de lo que eras entonces. No creo que sean tantas las que pueden presumir de eso. Aunque a lo mejor yo estoy siendo muy poco objetiva, tampoco lo descarto. Eso sí, nadie puede negar que Lilo & Stitch tiene una de las mejores bandas sonoras de todo Disney.

viernes, 14 de noviembre de 2014

El diablo viste de Prada

Yo llegué a El diablo viste de Prada más o menos como lo hace su protagonista. Bueno, realmente no. Mis condiciones eran mejores, aunque sólo sea porque tengo una fe ciega en Anne Hathaway y Meryl Streep.
Al principio pensaba que la mejor manera de acercarse a esta película era compartiendo esa pasión por la moda; era la opción más obvia ¿no? Sin embargo, ahora mismo me lo estoy replanteando. Al fin y al cabo, ese gusto situaría al espectador muy lejos de la posición del personaje de Anne Hathaway y se acabarían perdiendo muchos matices, quizá demasiados.
Es posible que la situación ideal sea simplemente el respeto. Da igual que tu campo, tu historia personal o tus propios intereses parezcan alejarte de El diablo viste de Prada. Lo importante es que seas capaz, en un momento dado, de ver el mundo desde otra perspectiva y descubrir así que detrás de todo siempre hay un trabajo enorme, demasiadas veces ignorado e infravalorado. 
Parece que hoy me estoy desviando del tema más que de costumbre. Es que, cuanto más lo pienso, más me atrapan un par de detalles muy curiosos de esta película, más aún que el conjunto. Recuerdo, por ejemplo, que en un momento dado la protagonista defiende a capa y espada a su despiadada jefa (una Meryl Streep estelar como siempre). Que nadie se preocuparía por su vida privada si fuese un hombre, dice; que sólo se fijarían en el buen trabajo que hace. Y tiene razón. Tiene mucha razón.
En fin, creo que El diablo viste de Prada tiene muchos detalles, como este, en los que merece la pena detenerse, si bien es cierto que el conjunto se acaba perdiendo. No porque la historia resulte aburrida ni nada; es que son esos detalles los que le dan auténtico interés.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Perdida

Como a muchos otros, lo primero que se me vino a la cabeza cuando oí hablar de Perdida fueron las clásicas películas de antena3 de sábado por la tarde. Y me costó dejar atrás esa idea, la verdad, pero la gente hablaba tan bien de ella que al final decidí darle una oportunidad.
Me habían comentado que Perdida no abandonaba los elementos propios de aquellos típicos thrillers, sino que los reorganizaba hasta dejarlos casi irreconocibles. Esa es seguramente la definición más clara de esta película, así que por ese camino a mí me queda muy poco que hacer. 
Todavía más que este hábil reciclaje, al principio me descolocó un poco el tratamiento del tiempo en Perdida. No es que los flashbacks resulten complicados (a estas alturas ya estamos más que acostumbrados a ellos); lo que pasa es que en Perdida nunca queda claro qué ha pasado realmente porque todo depende de los ojos que miran al pasado. Creo que en esta película aprovecharon al máximo esta cuestión y consiguieron darle una nueva dimensión a este tipo de historias. No me detendré mucho más en ello porque Perdida es una de esas películas a las que es mejor acercarse con poca información.
A pesar de este genial dominio, es cierto que acabaron quedando algunos cabos sueltos, como qué es lo que realmente impulsa a la protagonista, qué significa el final, qué pasó con las grabaciones de la casa del lago... Espero no haber soltado ningún spoiler.
En fin, de todas formas no te das cuenta de esto hasta que sales del cine y te paras a pensarlo. A mí me parece que eso ya tiene su mérito: implica que la historia te ha atrapado tantísimo que no has podido pensar en otra cosa, ni siquiera en el tiempo, y eso que es una película de dos horas y media.