lunes, 19 de mayo de 2014

¡Ay, Carmela!

Una vez oí decir que en el cine español sólo había sitio para tetas y la Guerra Civil. Yo creo que poco a poco la situación ha ido evolucionando, pero eso es cuestión de cada uno. Además, no es eso de lo que vamos a hablar hoy. 
Yo no he visto muchas películas de la Guerra Civil. De hecho, son muy pocas las que puedo recordar, ahora que lo pienso. De todas formas, ¡Ay, Carmela! no se parece a ninguna.
Sí me recuerda un poco a Ser o no ser, no sé exactamente por qué. Creo que por la importancia del teatro en los dos casos, aunque en ¡Ay, Carmela! está más limitado y un pelín peor tratado, más que nada por un tema de proporciones. A mí me parece que la representación se extiende demasiado, se llega a hacer larga, pero comprendo que podía ser algo necesario para construir el impactante final de esta película. 
Es que esos últimos minutos se me han quedado grabados. Recuerdo que lo comenté cuando aún lo tenía reciente y no tuve más remedio que admitir que se veía venir, pero yo no me lo quería creer. ¡Ay, Carmela! no podría haber terminado de otra manera, aunque me pese decirlo y me pesase pensarlo entonces. 

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