viernes, 23 de octubre de 2015

Los vengadores. La era de Ultrón

Cuando oigo hablar tan mal de una película, siempre la acabo viendo con miedo: miedo de no poder apreciarla por todo lo bueno que tenga, miedo de ser demasiado indulgente.
Por suerte, mi problema con La era de Ultrón acabó siendo otro completamente distinto. Es algo tan visceral que sé que sólo puede venir de mí. En cierto modo, es casi un alivio. 
Pero empecemos por un principio menos amargo. Recuerdo que ya en los inicios de aquel maratón veraniego me quedé de piedra cuando vi lo que Marvel tenía preparado para sus villanos. Me alegra muchísimo que haya sido una de sus constantes a lo largo de todas estas películas. No sé si yo había entendido mal el género o no lo conocía bien, pero cuando empezamos aquel maratón esperaba más de aquellas dicotomías tan claras que casi resultaban ofensivas. No sé si algún día conseguiré explicar en condiciones lo mucho que valoro este esfuerzo por crear personajes tan humanos. 
La era de Ultrón no defrauda en ese sentido. Me entusiasmó la idea de tomar un deseo tan heroico y retorcerlo hasta dejarlo irreconocible. Bueno, no "irreconocible": Ultrón tiene algo que resulta muy familiar, y eso es lo más escalofriante (y brillante) de todo. Claro, esta familiaridad tan sutil pero tan potente se consigue después de muchas películas ahondando en el personaje. Creo que el trabajo de Marvel en lo que respecta a este punto es impecable. 
Por eso me molesta tanto que a otros personajes se les empuje hacia el camino más cómodo (casi diría perezoso). ¿Qué es eso de una vida secreta? ¿Qué despropósito de romance es este? Esto no es profundizar, ni siquiera añadir información: para que tenga sentido y un poco de contundencia, tiene que haber algo en el pasado que lo pueda respaldar, que tenga un poco de relación. Por amor de dios... En Marvel saben hacerlo mucho mejor. ¿Por qué no han querido hacerlo?

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