lunes, 16 de febrero de 2015

Whiplash

Whiplash es una de esas películas que hay que explorar con los cinco sentidos. Aprovechad ahora que aún está en cines, aunque queda muy poco tiempo. 
La primera vez que oí hablar de Whiplash no me detuve dos veces a pensar en ella. Luego me encontré con el trailer. Tampoco fue una impresión tremenda, pero en aquella ocasión ya quedó algo a lo que darle vueltas. Menos mal que todo cuajó y ayer fui a verla.
Se me hace muy difícil contaros de qué trata Whiplash sin caer en tópicos que os disuadan. Es que realmente esta película no huye de los motivos clásicos, sino que los recupera para dinamitarlos desde dentro. Me refiero, por si queréis algún detalle más concreto, a la típica relación entre un empecinado discípulo y su intransigente maestro. Soy consciente de que una historia así por sí sola no basta para interesarse por una película, pero es que Whiplash es muchísimo más que eso. Dadle una oportunidad. 
Para empezar, explora con más calma a cada uno de estos personajes. Hasta ahora, en la mayoría de este tipo de películas lo único que movía a los protagonistas era el deseo de ser mejores o de hacer mejor al otro; siempre había un noble propósito detrás de todo. Sin embargo, Whiplash aprovecha esa zona gris de la moral para darle una pequeña vuelta de tuerca. Aquí la pasión, pura y arrolladora, es el principio y el fin de todo. 
En fin, por unas cosas o por otras, Whiplash no es una película que pueda dejar a nadie impasible. 

miércoles, 11 de febrero de 2015

La teoría del todo

Aunque parezca mentira, a mí el rollo de los biopics sigue sin convencerme. Eso sí, creo que voy progresando. Por lo menos ahora, cuando me encuentro con una película de este tipo, consigo olvidarme de que se supone que todo es cierto. O casi todo. Por eso puedo quedarme con que La teoría del todo es una película bien guapa. 
Esta no es una historia que, de entrada, me pueda parecer apasionante. Me hablaban del estreno, de los actores, de los premios..., y yo sonreía y asentía educadamente. De pronto todo el mundo empezó a hablar maravillas de ella y, claro, acabé cayendo. 
Fue al cine con la mente bien abierta, intentando apartar de mí todo escepticismo (o lo que pudiese). Y la verdad es que me llevé una gratísima sorpresa. Iba tibia, como quien dice, y salí de la sala con una cálida sensación que casi no me dejaba notar este frío de febrero. 
También es verdad que en el camino de vuelta a casa iba muy centrada en el debate. Este fue uno particularmente acalorado, por cierto; será porque los Oscar se nos vienen encima. Se planteaba, entre otras cosas, que no había un auténtico equilibro entre la persona y la ciencia, por reducir el asunto a lo más visible. 
Sí que es cierto que en La teoría del todo se nos habla más de la vida privada de Stephen Hawking y Jane Wilde, en detrimento de, bueno, una de las mayores razones por las que se considera interesante este biopic. Alguna explicación más concienzuda del trabajo de Hawking, aunque manteniendo ese tono divulgativo, habría sido de agradecer. De todas formas, tampoco me voy a quejar porque lo cierto es que La teoría del todo se me hizo muy amena. Además, me gustó mucho que el foco de la historia iluminara también a Jane, aunque esa es una cuestión de estricto gusto personal.
Termino este post con la misma actitud con la que fui al cine: creyendo que es una película, sin más, y que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Supongo que eso os dirá más de mí que de La teoría del todo pero tampoco me parece de más comentarlo.

martes, 10 de febrero de 2015

Orphan Black


Qué ganazas tenía ya de hablar de Orphan Black. Bueno, en realidad casi no he hecho otra cosa en las últimas dos semanas, pero ya me entendéis. 
Creo que Halt and Catch Fire fue la última serie que me enganchó de esta manera. Ya os decía entonces que yo no acostumbro a ver series enteras (o lo que haya en ese momento) de una sola sentada. Tiene que engancharme mucho la historia para que ocurra algo así. Y vaya si engancha Orphan Black
Creo que llevo desde el primer capítulo recomendando esta serie a cualquiera que se deje. Ya entonces me enfrentaba al mismo problema que ahora escribiendo este post, después de haber visto las dos temporadas: Orphan Black es una historia para ir descubriendo poco a poco, con algo de fe, así que cualquier palabra de más puede estropear la experiencia. Yo me tomo estas cosas muy en serio. Recuerdo que comentaba que ya en el primer capítulo, que suele ser una presentación, no más que una toma de contacto, ya había detalles que podía considerar un spoiler. Así que imaginaos cómo es escribir sobre esto ahora que sí sé de qué va la historia y hasta qué punto aquello era o no era un spoiler.
Es muy curioso cómo manejan la información en Orphan Black. Aquel primer capítulo fue sólo la punta del iceberg en ese sentido. A lo largo de estas dos temporadas han aparecido algunos detalles, mínimos a veces, que luego se revelaban como auténticos pilares de la trama. Tengo que morderme la lengua. Baste decir que todo acaba relacionado: Orphan Black no es una serie que recurra a tramas secundarias o conflictos sucesivos, sino que sigue excavando. No tengo ni idea de hacia dónde irá el asunto a partir de ahora.
Lo que sí os puedo comentar es que los personajes que aparecen en la foto están interpretados por la misma actriz. No os hacéis idea de la cantidad de veces que tuve que recordármelo cuando me extrañaba ver tan pocos nombres en la cabecera. Es que Tatiana Maslany es genial. Aún me sorprende, pero consiguió que cada personaje hablase, caminase y, en general, se moviese de una manera distinta. Así, con un poco de atención, cuando una se hace pasar por otra, tú desde tu casa puedes saberlo. Me encantan esos detalles.
En fin, no puedo decir nada negativo de Orphan Black. Ya es una de mis series favoritas. 
La tercera temporada empieza el 18 de abril. Apuntaré la fecha en el calendario y esperaré que todo siga, como mínimo, igual de bien que hasta ahora. Sería todo un meritazo.

lunes, 9 de febrero de 2015

El árbol de la vida

Ya hace casi una semana que vi El árbol de la vida pero sigo tan perpleja como en el primer momento. 
Me metí de lleno en esta película sin saber qué me iba a encontrar, como de costumbre. Lo que pasa es que para El árbol de la vida igual sí hacía falta algún aviso previo. Desde luego no es una historia al uso. 
Como en el caso de Chico & Rita, lo extraordinario no reside en el argumento, ni siquiera en las acciones o en los personajes. De hecho, casi parece que todo esto pasa a un segundo plano. ¿Qué es lo que importa en El árbol de la vida, entonces? Por lo pronto, lo que impacta es la estética. Otra cosa no, pero las imágenes de esta película son apabullantes. 
Después del tremendo espectáculo visual, lo que nos queda es una sucesión de momentos que nosotros tendremos que ordenar como buenamente podamos. Bueno, quizá "ordenar" no es la mejor palabra posible porque lo esencial no es poner cada escena detrás de otra en concreto, sino tener lo necesario en mente para poder llegar a la raíz de lo que se nos cuenta. 
Una vez allí lo que tenemos es una historia profundamente conmovedora por lo universal. Cómo no va a ser universal cuando, en el fondo, somos nosotros los que la construimos a partir de esos momentos que, más que escenas, no dejan de ser emociones, sin adornos, sin tapujos.

Puesto #180 de las 200 de Cinemanía. 

domingo, 8 de febrero de 2015

Chico & Rita

Chico & Rita empieza con un flashback. Me encantan estos detalles porque es como si una historia se detuviese para contarse a sí misma. En fin, siempre lo he dicho: me encanta que me cuenten cuentos. 
A partir de aquí la historia de Chico y Rita se desarrolla como muchas otras. Son los detalles lo que la hacen especial y, sobre todo, la atmósfera. En esta película se crea un ambiente inolvidable, un regusto de esos que nunca llegan a abandonarte.
Hay un detalle curioso, ahora que lo pienso. Buena parte del romance de estos dos personajes, así como el rumbo que seguirá cada uno por su cuenta, se narra a través de una serie de momentos. No son necesariamente momentos clave, pero son lo que tenemos para hacernos una idea de su progreso (en todos los sentidos). No me suele gustar mucho esta forma, si os digo la verdad, pero creo que en Chico & Rita no podría haberse hecho de otra manera; no habría quedado tan bien. 
Recuerdo que lo único que podía pensar, según avanzaban estos instantes, era cómo podía terminar la historia. Fue un proceso bastante agónico, la verdad, porque sólo podía imaginarme un final más bien triste. No trágico ni desgarrador, sino un final de esos tan tristemente reales. Descubrid vosotros si me equivoqué o no.