A veces tengo la sensación de que no termino de entender el concepto de género. En algún momento pensé que no era importante y dejé de preocuparme por el tema. Me he llevado algunas sorpresas gratísimas, que conste, pero este no es un método infalible. Bueno, ni siquiera es un método.
La primera vez que vi el trailer de Noé no daba un duro por esta película. Creo que un tiempo después una amiga me dijo que la dirigía Darren Aronofsky y empecé a replantearme las cosas. Tengo muy buen recuerdo de Cisne negro (inquietante, pero bueno al fin y al cabo) así que supuse que este hombre sabría darle un enfoque ligeramente distinto al tema. Vaya, que no haría el típico drama bíblico. Ingenua de mí.
Vale, Noé no es tan típica pero no deja de ser un drama bíblico. Mi nula conciencia de género me impidió verlo en su momento. No voy a negar que introduce giros muy interesantes. Para empezar, no impone esa conciencia tan rígida y arcaica del bien y el mal, sino que plantea a un personaje que, llevándolo al extremo, acaba más cerca de la crueldad. Ha sido muy interesante ver eso. Pero como de todas formas el bando de los buenos y el de los malos acaba igual de diferenciado, seguimos en las mismas. Eso sí, es estéticamente impresionante en todo momento, como era de esperar.
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