Creo que nunca hasta Cuento español contemporáneo había leído una antología como debe leerse. Toda una vida me ha costado asimilar que el universo de un cuento acaba cuando acaba, y que seguir pasando páginas no lo traerá de vuelta.
Ahora mismo mi reto es otro: ¿cómo se habla de una antología en un post único? No parece lógico hablar de cada cuento; no podrían tener menos que ver unos con otros. Encima Cuento español contemporáneo no pretende formar un grupo de ningún tipo; si acaso, su tono se acerca más a la llamada de atención: intenta que se reconozca la trayectoria de la narrativa breve en España, aunque nunca se acercase a la envergadura de la tradición cuentística hispanoamericana.
Cada relato de Cuento español contemporáneo va precedido por un pequeño texto en el que cada autor comparte su visión sobre el género y, a veces, sobre su situación y futuro. Ese es el detalle que más valoro de Cuento español contemporáneo como edición. De otra forma, el prólogo es simplemente pasable: muy general para ser académico, muy académico para ser divulgativo. Las biografías de los autores tampoco aportan gran cosa, en mi opinión. ¿De qué sirven esos datos si, a la hora de la verdad, no se les da ningún significado?
Y ahora, por fin, los cuentos. Ay los cuentos... Era imposible que me gustasen todos, aunque sólo sea por una cuestión de estadística, pero nunca imaginé que tantos me fuesen a impactar de esta manera. Sólo por mencionar algunos: "En busca de un retrato", de Paloma Díaz Mas, habla con tanto amor que casi se puede tocar; "Tres documentos sobre la locura de J. L. B.", de José María Merino, le dio la vuelta al mundo que conozco; "Entonces empezó a olvidar", de Marina Mayoral, es todo lo que siempre quise escribir; y "Orquesta de verano", de Esther Tusquets, me rompió el corazón en mil pedazos.
Cada relato de Cuento español contemporáneo va precedido por un pequeño texto en el que cada autor comparte su visión sobre el género y, a veces, sobre su situación y futuro. Ese es el detalle que más valoro de Cuento español contemporáneo como edición. De otra forma, el prólogo es simplemente pasable: muy general para ser académico, muy académico para ser divulgativo. Las biografías de los autores tampoco aportan gran cosa, en mi opinión. ¿De qué sirven esos datos si, a la hora de la verdad, no se les da ningún significado?
Y ahora, por fin, los cuentos. Ay los cuentos... Era imposible que me gustasen todos, aunque sólo sea por una cuestión de estadística, pero nunca imaginé que tantos me fuesen a impactar de esta manera. Sólo por mencionar algunos: "En busca de un retrato", de Paloma Díaz Mas, habla con tanto amor que casi se puede tocar; "Tres documentos sobre la locura de J. L. B.", de José María Merino, le dio la vuelta al mundo que conozco; "Entonces empezó a olvidar", de Marina Mayoral, es todo lo que siempre quise escribir; y "Orquesta de verano", de Esther Tusquets, me rompió el corazón en mil pedazos.
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