domingo, 30 de abril de 2017

The Sudden Appearance of Hope, de Claire North

No sabéis cuánto lamento decir que The Sudden Appearance of Hope, con la pinta tan interesante que tiene, no me ha impactado ni la décima parte que The First Fifteen Lives of Harry August. Incluso Touch, con todas las pegas que aún le pondría, me pareció más redonda como novela. Es posible que yo misma, al espaciar tan poco estos libros, haya acabado quemando el fenómeno. Me acongoja pensar que podría llegar el día en que Claire North deje de emocionarme.
Es que, duele decirlo, pero The Sudden Appearance of Hope sigue exactamente la misma estructura que las otras obras de Claire North. Algo pasa cuando el lector puede saber si aún es demasiado pronto para el Giro Argumental o si ya toca que el falso amigo se revele como lo que realmente es. Es una auténtica pena acabar con el suspense de esa manera. 
Eso sí, hay que reconocer que los personajes de The Sudden Appearance of Hope están mejor dibujados que los de Touch. Si en su momento dije que el antagonista de Touch parecía bastante gratuito, en The Sudden Appearance of Hope se ofrece un clarísimo y detallado recorrido por todo su desarrollo. Lo que más me fascina de este personaje es que nunca abandona el idealismo como marca de su identidad, incluso cuando es consciente de que lo que hace es horrible. De hecho, siempre que pienso en esta novela vuelvo a este personaje, no a Hope, la protagonista. Con lo convencional que soy yo para estas cosas... 
No me entendáis mal: Hope es tremendamente interesante también, pero se define por su papel como espectadora. Su particularidad es que todo el mundo la olvida en cuanto la pierden de vista, de modo que no es capaz de establecer relaciones significativas con nadie: a todos los ve y los juzga desde fuera. Por tanto, el lugar de Hope en su historia se basa en el pensamiento más que en la acción.
Ahora bien, no creo que sea esta la causa del ritmo tan irregular de The Sudden Appearance of Hope. Que Hope sea un personaje profundamente introspectivo no tiene nada que ver con que la secuencia investigación-persecución-confrontación se repita a lo largo de toda la novela. Llega un punto en que algo sabe a final aunque en realidad no lo es y, lo que es peor, el auténtico desenlace no tiene el impacto que debiera porque el lector ya se ha despedido emocionalmente de la historia. 
Es una lástima porque el concepto era apasionante, como siempre en las novelas de Claire North. En este caso, además, la historia parte de algo tan cercano y tan cotidiano como las redes sociales. Puede que el resultado final no sea el mejor, pero no puedo dejar de decir que The Sudden Appearance of Hope dibuja un genial retrato de la vida en pleno auge de internet, y lo hace sin caricaturas condescendientes ni acusaciones obtusas. Sólo por eso ya merece la pena darle una oportunidad a esta novela. 

jueves, 27 de abril de 2017

Cuento español contemporáneo

Creo que nunca hasta Cuento español contemporáneo había leído una antología como debe leerse. Toda una vida me ha costado asimilar que el universo de un cuento acaba cuando acaba, y que seguir pasando páginas no lo traerá de vuelta.
Ahora mismo mi reto es otro: ¿cómo se habla de una antología en un post único? No parece lógico hablar de cada cuento; no podrían tener menos que ver unos con otros. Encima Cuento español contemporáneo no pretende formar un grupo de ningún tipo; si acaso, su tono se acerca más a la llamada de atención: intenta que se reconozca la trayectoria de la narrativa breve en España, aunque nunca se acercase a la envergadura de la tradición cuentística hispanoamericana. 
Cada relato de Cuento español contemporáneo va precedido por un pequeño texto en el que cada autor comparte su visión sobre el género y, a veces, sobre su situación y futuro. Ese es el detalle que más valoro de Cuento español contemporáneo como edición. De otra forma, el prólogo es simplemente pasable: muy general para ser académico, muy académico para ser divulgativo. Las biografías de los autores tampoco aportan gran cosa, en mi opinión. ¿De qué sirven esos datos si, a la hora de la verdad, no se les da ningún significado?
Y ahora, por fin, los cuentos. Ay los cuentos... Era imposible que me gustasen todos, aunque sólo sea por una cuestión de estadística, pero nunca imaginé que tantos me fuesen a impactar de esta manera. Sólo por mencionar algunos: "En busca de un retrato", de Paloma Díaz Mas, habla con tanto amor que casi se puede tocar; "Tres documentos sobre la locura de J. L. B.", de José María Merino, le dio la vuelta al mundo que conozco; "Entonces empezó a olvidar", de Marina Mayoral, es todo lo que siempre quise escribir; y "Orquesta de verano", de Esther Tusquets, me rompió el corazón en mil pedazos. 

miércoles, 19 de abril de 2017

Las chicas Gilmore (T2)


Me gustaba la idea de hacer una pequeña actualización sobre mi progreso con Las chicas Gilmore pero en realidad, es justo decirlo, esta segunda temporada no es muy distinta de la primera. Se lo oigo comentar a mucha gente: Las chicas Gilmore no cambia realmente hasta que Rory termina el instituto. Hoy por hoy (sin darme cuenta estoy acabando ya la tercera temporada) coincido plenamente; veremos qué pasa en adelante. 
Sólo hay un detalle que sí merecería la pena comentar. Me temo que no puedo hacerlo sin entrar en spoilers así que, si alguien quiere evitarlos, este es el momento para cerrar la página. 
Siempre consideré que Lorelai era un poco más protagonista que Rory, no sé muy bien por qué. Sin embargo, comparando estas temporadas, parece que en realidad todo giró siempre en torno a Rory. No discuto que seguramente soy la última en enterarme, pero nunca negué que a todo voy a mi ritmo. El caso, volviendo al asunto, es que es la vida amorosa de Rory lo que va marcando la serie, y sólo ahora me doy cuenta de hasta qué punto: si la primera temporada ocupa todas las fases de su relación con Dean, la segunda llega marcada por las dudas y los celos. 
Sinceramente, eso es todo lo que saco en claro de esta temporada. Puede que suene como decepcionada, pero no se trata de eso. ¿Cómo podría estar decepcionada si devoré la temporada? Sólo me sorprende un poco porque a mí las tramas románticas no me interesan, menos aún cuando siguen esta línea. Como mucho me puedo dejar llevar por el inevitable y delicioso shippeo Luke/Lorelai, que no sé cómo se llama pero me está matando.
En fin, lo que quiero decir con todo esto es que, aunque Las chicas Gilmore se sustente sobre un romance, siempre quedan muchísimos detalles que lo complementan. Me remito, como siempre, a sus secundarios. Puede que ellos sean el último y definitivo toque Gilmore. 

viernes, 14 de abril de 2017

La Bella y la Bestia

Sinceramente, nunca tuve muy claro hasta qué punto era necesaria una nueva versión de La Bella y la Bestia, sobre todo cuando la promoción insistía tanto en que era un calco de la versión animada. Aunque, todo hay que decirlo, también estaba segura de que iría al cine a verla; nunca fui del todo inmune al fenómeno de masas. 
¿Sabéis qué es lo más curioso? Que por una vez mis expectativas se acercaron bastante a la realidad. Me doy cuenta de que suena fatal dicho así pero dejad que me explique: creo que, efectivamente, esta versión de La Bella y la Bestia no intentaba más que adaptar la original a los tiempos modernos. Nunca se trató de renovar, sino de añadir algún detalle aquí y allá para resolver las lagunas que de pequeños habíamos aceptado. 
Tengo que reconocer que, de entrada, me habría gustado un concepto algo distinto pero no queda otra que apreciar La Bella y la Bestia por lo que es. Y, sinceramente, esto lo digo por mí misma, que parece que aún me cuesta reconocer que caí sin remedio en el encanto de la historia. Pero, insisto, lo que más valoro son sus pequeños añadidos. Me encanta, para empezar, que Bella no sea un caso clínico, y que ella y su padre tengan un pasado que realmente explica algo; y también valoré (aunque sufrí) el distinto matiz de la maldición de esta historia. En el fondo debería sentirme más que satisfecha por haberme involucrado tanto y con tanta intensidad en una trama que ya no podía sorprenderme. 
Ojalá pudiese terminar este post con tan buen sabor de boca pero hay algo que aún me reconcome, y viene precisamente de la mano de esta supuesta modernidad. A ver si consigo resumirlo. ¿Por qué Le Fou no podía acabar la película besando a ese chico tan guapo, como todas las parejas heterosexuales de la historia? ¿Por qué La Bella y la Bestia sigue perpetuando los mismos estereotipos de los años noventa? ¿Por qué aún parece que la homosexualidad debe ceñirse al subtexto o arriesgarse a ser una parodia? Si somos tan modernos, ¿no deberíamos serlo para todo?