A estas alturas ni yo misma sé muy bien en qué punto estoy con todo esto de los super héroes. Sigo sin considerarme una fan del género en sí aunque, así con la tontería, estoy viendo bastantes de estas series. Queda muy lejos el ya paradigmático maratón veraniego; todo esto lo he hecho por mi cuenta (de hecho, la amiga que me metió en estas historias no ha visto Agent Carter ni Daredevil ni Jessica Jones; escarnio público para ella). A lo mejor debería ir replanteándome unas cuantas cosas.
Mientras tanto, podemos pararnos un poquito en Jessica Jones.
Esta es una serie que me enamoró completamente, casi desde el primer capítulo. El otro día un compañero de clase me preguntaba si realmente merecía la pena; os podréis imaginar que entonces me puse muy vehemente. Sin embargo, tampoco puedo obviar que este es un chico que conoce el universo de los cómics; yo no sé qué puede haber más allá de la pantalla. Lo único que puedo decir es que Jessica Jones me dio los personajes femeninos que llevaba años buscando sin saberlo. Quién me iba a decir que los encontraría en una serie de ¿super héroes detectives? Por favor, que alguien que sepa le ponga la etiqueta; yo estoy en crisis.
La verdad es que cuanto más lo pienso más me sorprende lo mucho que me gustó Jessica Jones. Si repaso el argumento y, no sé, convenciones varias de esas que usan los navegadores, sólo encuentro detalles que en teoría me habrían alejado de esta serie. Supongo que nunca sabré por qué me lancé con tantas ganas; sólo sé que me quedé por los personajes. Hay algo en ellos, sobre todo en Jessica, que revive los tópicos de siempre con un sabor más genuino y más humano que nunca. Quizá lo que los hace tan accesibles es que todos hemos topado alguna vez con un Kilgrave.
De verdad, el mejor consejo que puedo dar sobre esta serie es que os dejéis guiar por lo estrictamente personal; los géneros en Jessica Jones son más mentira que nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario