sábado, 18 de mayo de 2013

Rebelión en la granja, de George Orwell

A pesar de lo que pueda parecer, no soy muy amiga de las lecturas obligatorias. Sin embargo, hay algunas novelas que se hacen necesarias. 
Mucha gente parece pensar que la literatura no sirve más que para entretenerse o tener algo bonito que mirar. A ellos no puedo sino decirles que empiecen a mirar más allá de sus narices y echen un vistazo a libros como Rebelión en la granja. Es la dosis de realidad que les hace falta.

Rebelión en la granja recuerda mucho, claro está, a 1984. Sin embargo, la sensación que me ha dejado esta novela no es la misma; se parece, pero el sabor es distinto sobre todo porque, en cierto modo, la historia es más simple. Supongo que se debe al enorme parecido que guarda con las fábulas: los protagonistas son animales, el desarrollo es sencillo y todo parece inocente. Creo que es ahí donde reside su mayor fuerza. 
Es posible que Rebelión en la granja te pille con la guardia baja. El comienzo es francamente esperanzador: una revolución se gesta desde el estrato más bajo imaginable y da la vuelta al mundo conocido. Inspira. 
Muy pronto podemos darnos cuenta de que algo extraño está ocurriendo. No son más que pequeños detalles, en principio sin mayor importancia. O eso parece. A partir de este momento tendréis que estar muy atentos, pero no sólo al libro: Rebelión en la granja es tan impactante porque su estrategia de lectura se puede (y se debe) extrapolar al mundo real. Por eso Orwell era un escritor tan magnífico; por eso hay que leer Rebelión en la granja.
Y recordad: 
"En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en acto revolucionario". 

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