martes, 21 de mayo de 2013

Intocable

Hay películas, como Intocable, que impresionan por su increíble sentido del humor. No nos engañemos: ¿cuántos imaginamos alguna vez que podríamos reírnos con la historia de un hombre tetrapléjico?
Intocable es más que sorprendente en ese aspecto porque se sobrepone a cualquier atisbo de autocompasión y no tiene ningún miedo de resultar un poco incorrecta a veces, aunque nunca se acerca a los límites del mal gusto. Bueno, eso me parece a mí; alguien especialmente sensible a lo mejor se siente herido, vete tú a saber. 
Supongo que este es un punto conflictivo porque lo primero que te dicen, nada más empezar la película, es que se trata de una historia real. Yo no tengo problemas con eso, ya os lo dije en otra ocasión, porque nunca considero una película completamente veraz. Claro que eso también depende de cada uno, supongo.
Pensar así me permite olvidarme de ese tipo de cargas (que no dejan de ser las que la sociedad impone, por otra parte) y centrarme en la historia en sí. De esta forma puedo apreciar la joya que es Intocable: la suya es una trama fluida, bien desarrollada, protagonizada por unos personajes estupendos, todos con su propio toque. Es, en definitiva, una película excelentemente equilibrada que no deberíais perderos.

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