miércoles, 23 de mayo de 2012

Fantástico Mr. Fox

Esta mañana, por causas de las que ahora no me apetece hablar, no tuve acceso a la cocina y, por tanto, al suculento desayuno que mi estómago ansiaba, hasta... hasta tarde, dejémoslo así. Tampoco quiero entrar en detalles.

¿Qué hace uno cuando está recién levantado pero no puede seguir su rutina? Volver a la cama, dirá más de uno. Puede que eso sea lo más normal pero yo soy incapaz de meterme otra vez en la cama cuando ya he hecho el esfuerzo de levantarme. Es como si mi cuerpo me dijese: "No, bonita, no: ahora que me has sacado del calorcito te jodes y te despiertas del todo".
Sin más opciones (mi cerebro aún no había arrancado del todo), encendí la televisión y puse Canal+. Estaban echando Fantástico Sr. Fox. Una película de animación. Ahora, si es para niños... eso yo ya no lo tengo tan claro.
Sí que me transportó a mi propia infancia, eso tengo que reconocerlo. No es sólo que la película misma lo propicie (a pesar de las pegas que le pongo a su clasificación), es que está basada en uno de mis libros favoritos de cuando era pequeña: El superzorro, de Roald Dahl. Lo saqué de la biblioteca como un millón de veces, si no recuerdo mal. No recuerdo qué ocurría exactamente ni cómo, pero sí recuerdo que le tenía muchísimo cariño. Es el efecto Dahl, según tengo entendido.
Por el cariño del que os estoy hablando tenía mis reparos cuando oí que iban a hacer una película basada en esta novela. Desde Eragon, que se estrenó hace ya seis años, soy muy escéptica con esto de las adaptaciones.
Pero éste es un caso diferente. No sé si especial pero desde luego sí diferente: no tenía un recuerdo tan claro del libro, así que la comparación era bien difícil. Además, estaba recién levantada y en ayunas; a lo mejor no estaba en mis plenas facultades mentales.

Vayamos al grano: disfruté con esta película. Me resultó muy entretenida, muy fresca, y su estética me pareció muy interesante. Creo que tengo por casa alguna revista que trata ampliamente este asunto, ya la buscaré, porque es uno de los rasgos más característicos de Fantástico Sr. Fox: no son dibujos animados, ni esa especie de plastilina a la que estamos acostumbrados; es más realista, como hecho con pelo de verdad. A lo mejor fue por el hambre, pero esto me tuvo embobada durante buena parte de la película.
Otra cosa que me sorprendió muy gratamente fue la sutil  capacidad para hacer reír al espectador (incluso uno con la pubertad más que superada). La comicidad reside, además, en pequeños momentos de silencio que se rompen con frases cortas las más de las veces. La verdad es que no me lo esperaba. 
No recordaba las películas para niños así. Pero claro, a lo mejor el Fantástico Sr. Fox no es tan para niños.

2 comentarios:

  1. Pues a ver si tengo ocasión de verla.
    Por cierto, me uno a tu reto de las 200 mejores películas... en breves en mi blog también =)

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    1. Ya me contarás qué te parece :D
      Di que sí Nienor, que estas cosas en masa saben mejor jajaja ¡Podemos!

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