Reconozco que el problema es mío: le tengo especial manía a la gente tan guapa, y no digamos tan rica. A lo mejor por eso no me ha entusiasmado La familia Jones.
Pero vayamos a la cuestión.
Esta peli sí os la voy a destripar un poco, sólo un poquito; os prometo que lo que os voy a contar no afecta demasiado al desarrollo de la historia.
La familia Jones, tan jodidamente guapa como podéis ver en la foto, se acaba de mudar a un barrio bien, a una casa que se intuye de grandísimas dimensiones, también en la foto. Su vida parece perfecta, y lo es de puertas para afuera, como suele decirse. No hacen falta muchos minutos de metraje para darse cuenta de que ocurre algo extraño: los padres no duermen juntos, la hija lanza miraditas al padre, la hija se mete desnuda en la cama de su padre y le empieza a comer la oreja...
Justo en este momento, cuando te preguntas quién dirige esto (no dónde está el mando, dato a tener en cuenta), aparece la explicación: la familia Jones es una imagen de marketing. Literalmente. Son un grupo de vendedores que adoptan la imagen de una familia para promocionar determinados productos de una forma casi subliminal. Lo llaman "marketing furtivo", me parece.
Vamos, que les pagan una millonada por presumir de las cosillas que les regala su empresa. Parece una tontería, pero les funciona maravillosamente bien: la gente pica, se compra lo que sea, se desespera cuando no lo consigue... La gente es idiota.
La familia Jones es otra de esas películas que un buen día me encontré en Canal+ y acabé viendo enterita, presa del misterioso efecto que se produce en mí cuando pillo una buena postura en el sofá y una película recién empezada en la televisión.
Digo misterioso porque hay películas con unos inicios tan tan flojos que dan ganas de dejarlas. Ésta en concreto casi la quito tres veces en los primeros diez minutos; en ese "casi" entra en juego la variable sofá, claro.
Después de esos diez minutos engancha. Es lo que yo llamo "quedarse hora y media como un tonto": la película no te está entusiasmando, nunca habías oído hablar de ella ni es el tipo de cine que sueles ver. Pero ahí estás.
Creo que ya dije en posts anteriores que entretenerse de esta forma tan "absurda", por decirlo de alguna manera, es incluso bueno. ¿Por qué no? Ahora bien, llegar a estos extremos me ofende. La culpa es mía, lo sé, pero eso no hace que me ofenda menos.
En resumen, que ya me estoy desviando mucho del tema: bien para pasar un rato, pero nada más. Igual le estás dando vueltas un par de días por la paranoia del marketing furtivo, pero ya está.
Sin embargo, no puedo marcharme sin recomendaros antes que, si os decidís a ver La familia Jones, prestéis mucha atención al personaje de David Duchovny. Diría que es lo único por lo que merecería la pena ver esta película, la única figura que sostiene la presión dramática y al mismo tiempo da pie a la poca comicidad presente.
Si eso basta o no, os toca decidirlo a vosotros.